Frente a los graves riesgos de entrar en una nueva etapa de crisis ante el cambio climático, la pregunta que muchos nos hacemos es: ¿todos somos responsables por igual?

El impacto desproporcionado del 1% más rico en la crisis climática y la desigualdad emergente es el foco de un informe alarmante de Oxfam International, que destaca la necesidad de acciones urgentes para abordar estos problemas interconectados.

El informe revela que en 2019, el 1% más rico de la población mundial fue responsable de 16% de las emisiones de carbono totales, igualando las emisiones del 66% más pobre. Este dato subraya una verdad incómoda: la crisis climática está intrínsecamente ligada a la desigualdad económica. Las personas con menos recursos, aunque contribuyen mínimamente a la contaminación, sufren desproporcionadamente las consecuencias del cambio climático.

El estilo de vida lujoso del 1% más rico conlleva un uso excesivo de combustibles fósiles y una inversión en industrias contaminantes, perpetuando el status quo. Esta minoría influyente tiene el poder de cambiar el curso, pero en muchos casos, sus acciones exacerban la crisis. Se proyecta que para 2030, sus emisiones podrían superar 22 veces el límite de 1.5 ºC establecido por el Acuerdo de París.

La crisis afecta a todos, con 783 millones de personas actualmente en riesgo de hambre, potenciada por la escasez agrícola y el aumento de precios de los alimentos. Al mismo tiempo, los multimillonarios del sector agroalimentario han aumentado su riqueza en 45% entre 2020 y 2021. Estas disparidades resaltan la urgencia de abordar tanto la crisis climática como la desigualdad económica.

 Los bosques juegan un papel vital en la mitigación del cambio climático, pero su eficacia está amenazada por el estado actual de crisis. Aunque los más ricos pueden parecer protegidos individualmente, no están inmunes a los impactos sociales y medioambientales que afectan a las comunidades a su alrededor.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28) en Emiratos Árabes Unidos representó una oportunidad crucial para abordar estas cuestiones. Con la temperatura global ya 1.43 ºC por encima de la media preindustrial.

Frente a la evidencia de la urgente acción, en la Cumbre COP28 los países titubearon ante la necesaria eliminación de los combustibles fósiles y optaron por una declaración final que se compromete a una “transición hacia el abandono de los combustibles fósiles” hacia 2050. Un avance importante pero insuficiente para muchos.

El informe de Oxfam International enfatiza que para alcanzar la igualdad es esencial resolver la crisis climática y viceversa. Los poderes políticos y económicos del mundo enfrentan la responsabilidad de liderar este cambio, reconociendo que sus acciones tienen un impacto global significativo.

El tiempo se agota, las desigualdades crecen al igual que los daños. ¿Qué hacemos?