El mundo digital se está convirtiendo en el espacio de convivencia para los jóvenes en el mundo. Se calcula que pueden pasar hasta 9 horas diarias en él, donde pueden dedicar una tercer parte de este tiempo para interactuar en sus redes sociales y el resto en el celular.

Los padres y adultos hemos sido testigos de cambios en el comportamiento de los jóvenes que dedican importantes lapsos de tiempo al celular, por ejemplo. Vemos como se genera un especie de dependencia adictiva al mismo, como logran gobernar sus emociones, al grado de abstraerse de la realidad de las personas y circunstancias que los rodean.

Hay muchas dudas y preocupaciones y pocos estudios que científicamente analicen esta nueva realidad. Por ello quiero destacar el reciente estudio dado a conocer por la Universidad de Carolina del Norte, realizado por un grupo de renombrados neurocientíficos. Este estudio realizó ¨escaneos cerebrales sucesivos a estudiantes de entre 12 y 15 años, en un periodo en el que el desarrollo cerebral es especialmente rápido¨ (bit.ly/3GPouqh).

El estudio fue ¨étnicamente diverso con 169 estudiantes de sexto y séptimo grado de una escuela en la zona rural de Carolina del Norte. Los dividió en grupos de acuerdo con la frecuencia con la que, según informaron los mismos estudiantes, revisaban sus redes¨.

Los resultados hablan por sí mismos:

  • ¨Los adolescentes que consultaban con frecuencia las redes sociales mostraban una mayor sensibilidad a los comentarios de sus compañeros; la causa de los cambios no estaba clara.
  • Descubrieron que los jóvenes que de manera habitual revisan sus redes sociales alrededor de los 12 años mostraban una trayectoria distinta, en la que su sensibilidad a las recompensas sociales de sus compañeros se incrementaba con el tiempo. Los adolescentes con menos participación en las redes sociales siguieron el camino opuesto: un interés cada vez menor en las recompensas sociales.
  • Los adolescentes que suelen revisar sus redes sociales muestran cambios bastante dramáticos en la forma en que sus cerebros responden, lo que podría tener consecuencias a largo plazo hasta bien entrada la edad adulta, y de cierta manera sentar las bases para el desarrollo cerebral con el tiempo.
  • Los usuarios habituales informaron revisar sus redes 15 o más veces al día; los usuarios moderados consultaban entre una y 14 veces; y los usuarios no habituales revisaban sus redes menos de una vez al día. Los usuarios frecuentes mostraron una activación creciente de tres áreas del cerebro: los circuitos de procesamiento de recompensas, los cuales también responden a experiencias como ganar dinero o asumir riesgos; las regiones cerebrales que determinan la relevancia, es decir la selección de lo que destaca en el entorno; y la corteza prefrontal, la cual ayuda con la regulación y el control.
  • Mientras realizaban sus tareas en la red, ¨los usuarios frecuentes mostraron una activación creciente de tres áreas del cerebro: los circuitos de procesamiento de recompensas, los cuales también responden a experiencias como ganar dinero o asumir riesgos; las regiones cerebrales que determinan la relevancia, es decir la selección de lo que destaca en el entorno; y la corteza prefrontal, la cual ayuda con la regulación y el control.
  • Los resultados mostraron que “los adolescentes que crecen revisando las redes sociales con más frecuencia se están volviendo hipersensibles a las respuestas de sus compañeros”.

Aunque los autores del estudio dejan en claro que sus conclusiones no son definitivas por sus limitaciones, sus hallazgos empiezan a arrojarnos elementos del probable impacto en el cerebro humano y el comportamiento de las exposición creciente al mundo digital.

También avivan el debate de poner límites al uso de la tecnología en el caso de niños y jóvenes, para evitar riesgos en su salud mental.

Ante el crecimiento del mundo digital es importante seguir realizando estudios más profundos de sus implicaciones y consecuencias. Podemos estar incubando cambios importantes en nuestros cerebros que no siempre podrán ser deseables o positivos. Frente a ello, la moderación y los límites pueden ser una buena medida de protección y prevención.