La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un tema de gran fascinación y debate en la actualidad. Entre sus diversas formas, destacan principalmente dos: la IA generativa y la inteligencia artificial general (AGI). Desde 2002, hemos sido testigos de una evolución impresionante en este campo, marcando el inicio de una era de cambios revolucionarios.

 

La IA generativa, conocida por sistemas como GPT-4 y DALL-E, ha progresado desde simples algoritmos hasta llegar a crear textos e imágenes con un realismo asombroso. Este avance ejemplifica el increíble potencial de la IA en el ámbito creativo.

 

Por otro lado, la AGI, aún en su fase teórica pero con avances significativos en empresas como Google, promete un cambio radical. En 2023, la inversión global en IA y robótica asciende a unos impresionantes 341.8 mil millones de dólares, evidenciando el interés y el potencial económico de esta tecnología.

 

A diferencia de la IA generativa, que puede crear a partir de los datos existentes, la AGI se caracteriza por su habilidad para igualar o incluso superar las capacidades humanas en diversas tareas. Sin embargo, a menudo pasamos por alto los detalles de qué se considera “similar a un humano”, qué tareas abarca y en qué medida.

 

El equipo de Google DeepMind ha propuesto una clasificación de cinco niveles para la AGI, desde el nivel emergente, representado por chatbots avanzados como ChatGPT y Bard, hasta niveles aún no alcanzados, como el experto y el sobrehumano.

 

Los beneficios potenciales de la AGI son inmensos:

 

  1. Versatilidad en la resolución de problemas: Capaz de abordar desde retos científicos complejos hasta cuestiones cotidianas, la AGI promete una adaptabilidad y capacidad de aprendizaje sin precedentes.
  2. Avances en la salud: En medicina, la AGI podría revolucionar diagnósticos y tratamientos, ofreciendo soluciones precisas y personalizadas a una velocidad y escala inimaginables para los humanos.
  3. Impulso a la economía y la productividad: La AGI podría automatizar tareas complejas, optimizar procesos y aumentar la producción en diversas industrias, conduciendo a un crecimiento económico significativo.
  4. Educación a medida: En el terreno educativo, la AGI podría ofrecer experiencias de aprendizaje personalizadas, adaptándose a las necesidades individuales y mejorando el acceso y la calidad de la educación.
  5. Soluciones a problemas globales: Desde el cambio climático hasta la seguridad alimentaria, la AGI podría analizar grandes volúmenes de datos para proponer soluciones eficientes y sostenibles.
  6. Respuestas a emergencias y seguridad: La AGI podría desempeñar un papel crucial en situaciones de emergencia, analizando rápidamente datos para la toma de decisiones, asistencia en rescates y prevención de delitos.

 

La transición de la IA generativa a la AGI representa un camino lleno de avances notables y desafíos complejos. Estamos avanzando hacia un futuro donde la inteligencia artificial no solo imita las capacidades humanas, sino que las amplía y enriquece, abriendo un mundo de posibilidades antes inimaginables.