¿Ha disminuido la salud democrática en el mundo? ¿Por qué están creciendo los liderazgo populistas y polarizantes? Estas y otras preguntas están en el debate y las respuestas son escasas e insuficientes en un mundo desigual y polarizado. Vamos a tratar de encontrar algunas respuestas.
¿Se ha reducido la salud democrática del mundo? Según el informe de la Libertad en el Mundo 2021, sí. La evaluación anual publicada por Freedom House, encontró que “la proporción de países catalogados como No Libres ha alcanzado su nivel más alto desde que comenzó el deterioro de la democracia en 2006 y que los países que disminuyeron en los derechos políticos y las libertades civiles superaron en número a aquellos que incrementaron, registrando el mayor margen durante los últimos 15 años”.
El informe redujo las puntuaciones de libertad de 73 países, tres cuartas partes de la población mundial (https://bit.ly/3sOfVFX).
Los datos apuntan a que tenemos una democracia frágil debido a “razones estructurales, como un estancamiento de los niveles de vida de los ciudadanos de la clase media y trabajadora, así como un aumento en el uso de Internet y las redes sociales, que lleva a los partidos y los problemas al extremo” (https://bit.ly/3LvFl1r).
Para contestar el resto de las preguntas, me voy a apoyar en lo que sostienen dos pensadores políticos actuales: Yascha Mounk, politólogo germanoamericano, profesor de Asuntos Internacionales en la Universidad Johns Hopkins; y Eboo Patel, fundador y presidente de Interfaith America, una organización internacional que promueve la cooperación interreligiosa.
Mounk sostiene que hay “signos de desvanecimiento de los valores democráticos. La gente participa menos en la sociedad civil, los extremos aumentan, la gente está más abierta a los líderes populistas” (https://bit.ly/3LvFl1r).
Mounk dice que “estamos tratando de hacer algo sin precedentes en este momento. Estamos tratando de construir democracias religiosa y étnicamente diversas que traten a sus miembros como iguales”. Un objetivo muy complejo, pero que es necesario superar si queremos avanzar juntos. Se busca corregir un mal resultado de la democracia donde “un grupo obtuvo el poder y la influencia, mientras que otros grupos fueron excluidos”.
Por su parte, Patel nos dice que la clave para conservar la salud democrática y evitar la llegada de populistas y el autoritarismo es “construir la sociedad civil. La sociedad civil es el lugar donde personas de diversas identidades e ideologías divergentes se reúnen para participar en objetivos comunes y relaciones de cooperación. Son instituciones y espacios que unen a las personas para objetivos comunes, y la naturaleza de la actividad da forma a las relaciones de cooperación”.
“Reunir a personas de diferentes grupos para profundizar la confianza y la comprensión es clave. Debemos gestionarla de una manera que inspire cooperación y amistad en lugar de odio, resentimiento o violencia”.
Y nos habla del caso de la India. “Los estudios han descubierto que en los pueblos y ciudades donde hay menos violencia, hay más asociaciones cívicas que unen a la gente”. También sostiene que “los grupos pueden iniciar instituciones que sean una expresión de su identidad, pero servir a personas de cualquier grupo”.
Recomienda Patel que “tenemos que seguir construyendo espacios a partir de nuestra propia expresión de identidad que se conecten con otras identidades y tengan interés en que prosperen”.
¿Y qué hacer para evitar problemas en nuestras democracias? Patel asegura que debemos tener conciencia de que “la tecnología ha hecho cierto daño a la democracia, principalmente a través de algoritmos de redes sociales que amplifican las voces más extremas a expensas de las moderadas y racionales”. Sin embargo, las redes sociales pueden ser un espacio para encontrar soluciones innovadores a los problemas sin resolver.
Además, resalta la importancia de los empresarios con mentalidad de soluciones para ayudar a curar las heridas sociales. “Una gran parte de lo que hace que nuestra sociedad sea saludable y vibrante es que la gente se ponga de pie y diga ‘lo resolveré’”. Las soluciones locales a los problemas locales pueden tener implicaciones nacionales masivas.
Para terminar, vale la pena reflexionar sobre uno de los temas claves de la tesis de Mounk: “Nunca en la historia una democracia ha logrado ser diversa e igual, tratar a los miembros de muchos grupos étnicos o religiosos diferentes de manera justa y, sin embargo, lograr ese objetivo es ahora fundamental para el proyecto democrático en países de todo el mundo”. De ese tamaño el reto que tenemos para mejorar la salud de las democracias actuales.