Internet y las redes sociales han cambiado todos los quehaceres humanos y han impactado en todos los ámbitos. Una prueba de ello es que actualmente hay más de 5,160 millones de usuarios de la red mundial y 4,760 millones de redes sociales, que representan 64% y 59% de la población mundial, respectivamente.

El mundo digital ha impactado todo y en todas partes. En 2015 comenté del caso de Jun, un pueblo de Granada, España. En ese momento escribí: “Jun está demostrando que las redes sociales pueden generar gran valor social. Esta comunidad de 3,500 habitantes ha estado experimentando el uso de la tecnología desde hace nueve años, gracias al liderazgo de su alcalde.

“Primero, utilizaron los blogs que aparecieron con la llegada de Internet. Después crearon una comunidad virtual Ciudad Futura Jun. Cuando apareció Facebook migraron a esta red, y Twitter les ha permitido cerrar el círculo.

“El proyecto es muy sencillo: los habitantes de Jun dan de alta su cuenta en Twitter y la registran en el ayuntamiento. El alcalde, sus concejales y los trabajadores de las diferentes áreas de servicios también tienen sus cuentas.

“Aquí es donde empieza la interacción, pues a través de Twitter pueden hacer preguntas al alcalde sobre temas del ayuntamiento, solicitar un servicio, denunciar un problema o avería pública, apartar una cita con el médico o hacer trámites administrativos. El alcalde dice que con Twitter han podido crear la ‘sociedad del minuto’, por la velocidad y dinámica de las interacciones. Todo este proceso se controla a través del hashtag #JunResponde.

“Así, a través de Twitter, también los ciudadanos pueden enterarse de los temas del ayuntamiento, incluso, bajo el concepto de Ayuntamientos Interactivos, en sus reuniones formales se considera en el orden del día los comentarios que hacen los habitantes sobre los temas tratados vía la red del pajarito.”

El caso de Jun ha sido tan destacado, que el Instituto Tecnológico de Massachusetts lo convirtió en una buena práctica que se puede migrar a las grandes ciudades de Estados Unidos.

Todo ello viene a colación por dos razones: el valor de las redes sociales para crear beneficios públicos a bajo costo y la reciente sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que valida el uso de Twitter como vía para hacer peticiones al gobierno.

El colega Guillermo Hernández Salgado (@ghernadezs) explicaba el fallo de una manera muy sencilla: “Según la Corte, las autoridades no están obligadas a tener una cuenta en Twitter u otra red social, pero una vez que empiezan a utilizarlas les deben dar el mismo peso que a otras formas de interacción por escrito con los ciudadanos” (bit.ly/3jEdl48).

De igual manera, el colega y especialista jurídico, Luís Rodríguez Alemán (@RodriguezAleman), afirma “sí, eso determinó la corte, que una petición formulada a la autoridad es válida cuando se hace vía Twitter, mientras se tenga certeza que la red es oficial y es utilizada por la autoridad como medio de interacción con los gobernados.

Aunque el fallo de la SCJN puede ser una buena intención que tiene lagunas sobre el alcance, este puede ser el inicio de un cambio trascedental en el gobierno y su relación con sus ‘ciberciudadanos’. Hasta ahora la mayoría de los gobiernos han usado las plataformas sociales como un canal para promover su imagen y actividades.

El caso de Jun y el fallo de la SCJN puede abrir una nueva relación entre gobierno y ciudadanos, no solo para atender peticiones, quejas y demandas, sino para darle un espacio mayor a la transparencia, la participación y la consulta ciudadana, para la deliberación pública de las decisiones más importantes.

La oportunidad está ahí, Jun y otros municipios de nuestro país han demostrado con éxito el uso con valor social de las redes, la Corte abre la puerta para que empiece a ser exigible la relación vía las plataformas sociales. ¿Quién se anima?