La jubilación es un tema crítico y relevante para el futuro de la humanidad. A medida que envejecemos, nuestro tiempo productivo disminuye, mientras que nuestros gastos, especialmente en salud y bienestar, aumentan. Por ello, es fundamental contar con un programa de apoyo para nuestra jubilación.

 

La jubilación marca el momento en que dejamos de trabajar activamente, generalmente debido a la edad avanzada o motivos de salud. Durante esta etapa, dependemos de ahorros personales, pensiones y, en algunos casos, beneficios gubernamentales o del empleador para mantener nuestra situación financiera (chat.openai.com).

 

El envejecimiento de la población agrega mayor relevancia al tema. Según un informe de la ONU, “en 2021 había 761 millones de personas mayores de 65 años en el mundo, y se proyecta que esta cifra aumente a 1,600 millones en 2050” (bit.ly/3q2Ozh4).

 

Aunque las expectativas de vida han mejorado, muchas personas carecen de acceso a un sistema de protección social, lo que incrementa la presión por la falta de ingresos en la vejez. Además, la automatización y el uso de la inteligencia artificial están afectando el empleo, lo que podría acelerar la jubilación para muchas personas.

 

La importancia de tener una pensión radica en varios aspectos cruciales. Un sistema de pensiones brinda seguridad financiera en la jubilación, reduce la posibilidad de caer en la pobreza en la vejez, promueve el ahorro y estabilidad económica durante toda la vida, y contribuye a la equidad social y sostenibilidad demográfica, evitando sobrecargas en las familias y sistemas de salud pública.

 

Sin embargo, no todos tienen acceso a una jubilación digna debido a circunstancias derivadas del bajo desempeño de las economías nacionales. Esto se ve agravado por la falta de previsión y ahorro, especialmente entre las nuevas generaciones.

 

Recientemente, la 23a Encuesta Anual de Jubilación de Trabajadores del Centro Transamérica para Estudios de Jubilación en Estados Unidos, realizada a 5,725 trabajadores estadounidenses mayores de 18 años, identificó que 41% de los trabajadores piensan que los futuros jubilados estarán peor que los jubilados actuales (bit.ly/3DaBuW7). Estos son algunos hallazgos importantes:

 

  • Mientras que los Baby Boomers comenzaron a ahorrar a los 35 años, la generación Z está comenzando a hacerlo a los 19 años. Aunque es una buena noticia, los jóvenes se preocupan de que el tiempo no sea suficiente.
  • La mayoría de la generación Z ya está ahorrando para la jubilación (66%) a través de las opciones que ofrecen sus empleadores o planes de jubilación similares, contribuyendo con 20% de su salario anual en promedio.
  • Sin embargo, siguen enfrentando dificultades: 57% tiene problemas para llegar a fin de mes, 30% trabaja en dos o más empleos, 57% tiene un trabajo adicional y 28% ha tenido que retirarse de sus planes de jubilación.
  • La preocupación por la salud mental es alta: 72% tiene una buena o excelente salud física, pero 71% se muestra preocupado por su salud mental.
  • Los millennials comenzaron a ahorrar más tarde debido a una “economía turbulenta” durante sus primeros años de trabajo. Iniciaron con una mayor deuda estudiantil que sus padres y empezaron con sus planes de jubilación hasta los 25 años.
  • También están lidiando con dificultades financieras: 30% quedó desempleado durante la pandemia, 45% tiene un trabajo temporal secundario, 21% tiene dos o más empleos y casi la mitad (48%) tiene problemas para llegar a fin de mes, mientras que 24% ha tenido que retirarse de sus planes de jubilación.

 

El futuro de los trabajadores mayores no está asegurado, incluso aquellos con sistemas de jubilación, ya que muchos sistemas enfrentan problemas de sostenibilidad financiera y son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de las personas mayores. Esta crisis afecta a diversos países y a las nuevas generaciones. Es un tema que requiere una pronta atención y acción.