De acuerdo a la opinión de diversos expertos en prospectiva y salud, el siglo XXI será el siglo de la salud mental. Hay dos grandes tendencias que impulsan este hecho: la baja de la mortalidad y la compleja vida actual. Y dentro de la salud mental, un hecho que preocupa es una de sus crecientes consecuencias, el suicidio.
En México, en 2020 un total de 7,896 personas se quitaron la vida, una cifra histórica. De 2010 a 2020 se han suicidado el mismo número de personas que en las dos décadas anteriores, 69,809 y 69,472, respectivamente. La tasa incidencia de suicidios por cada 100,000 habitantes en 2020 fue de 6.2, casi el doble de lo registrado en 2000 (3.5) o en 1990 (2.3).
Estas cifras deben de dimensionarse en su verdadero impacto. La Organización Mundial de la Salud afirma que cada suicidio supone un impacto emocional en al menos seis personas del entorno de la víctima.
Una alternativa para atender el fenómeno del suicidio, ante las limitadas y rebasadas capacidades institucionales para atender la salud mental, es el uso de la tecnología y de la inteligencia artificial para identificar de manera oportuna conductas de posibles suicidas.
Aquí algunos ejemplos:
- Proyecto STOP P (Suicide Prevention in Social Platforms o prevención del suicidio en plataformas sociales). Con el apoyo de un grupo multidisciplinario conformado por investigadores, sicólogos y siquiatras, se han desarrollado una serie de algoritmos de inteligencia artificial que analizan de forma constante textos, fotos, imágenes y actividades en las redes sociales, como Twitter, y detectan patrones de comportamiento suicida con una efectividad de alrededor de 85%. Los creadores de esta herramienta sostienen que las redes sociales ofrecen información útil para identificar problemas y trastornos de enfermedades como la depresión o trastornos alimentarios, y hasta probables suicidios. Además, esta plataforma tecnológica permite recopilar información de manera anónima para respetar la privacidad de las personas, para aprender sobre conductas de “alto riesgo” de suicidio y “libre de riesgo”.
Han detectado, por ejemplo, que “el primer grupo tiende a hablar más en primera persona y a utilizar negaciones y términos relacionados con sentimientos, entre los que destaca la ansiedad. Suelen tener menor cantidad de amigos (cuentas que siguen), escriben textos con menor cantidad de caracteres y tienen mayor actividad durante los fines de semana y por la noche” (https://bit.ly/3r4YBwu).
- Tree Hole Rescue. Esta herramienta desarrollada en China rastrea mensajes con tendencias suicidas en las redes sociales y alerta a un grupo de voluntarios que apoyan en los casos más graves. Una vez que se identifica un mensaje de riesgo de suicidio, la plataforma le otorga una puntuación de 1 al 10, que genera un informe cuando la puntuación superan los 6 puntos. Según los creadores de este software, “82% de los comentarios que el programa cataloga como peligrosos son planes reales sobre suicidio. De acuerdo con los datos del sistema, la mayoría de los usuarios que publica mensajes suicidas son mujeres de 18 a 23 años que sufren acoso, una fuerte presión en sus estudios o problemas sentimentales” (https://bit.ly/3FIJSeI).
- Prevención de suicidios en puentes en Corea del Sur. Los servicios de emergencia de este país utilizan inteligencia artificial para analizar e identificar de manera oportuna patrones y comportamiento a partir de revisar las imágenes de las cámaras de video-vigilancia (CCTV), para evitar suicidios en los puentes desde abril de 2020. Los algoritmos aprenden de las imágenes proporcionadas por las cámaras (https://bit.ly/3oU5Ww7).
La salud mental será un reto muy importante para la salud humana en los próximos años, cuyas posibilidades de atender con éxito son bastante limitadas ante un sistema de salud público y privado desarticulado, limitado, desorganizado, y rebasado por la demanda.
Así que parece que la opción disponible es la tecnología. Esperemos que nos ofrezca una solución porque mucha gente está padeciendo y sufriendo en estos complicados y complejos momentos.