Recientemente varios medios de comunicación en Estados Unidos, entre ellos la revista Time, han destapado el riesgo de una crisis de salud en dicho país por el creciente uso de los cigarrillos electrónicos, que permiten el “vapeo” entre un número creciente de jóvenes que consideran a este instrumento más seguro que fumar de manera tradicional.
No solamente no tiene sustento el que el vapeo sea más saludable, sino que 400 jóvenes internados en hospitales con serios problemas pulmonares y cardiacos y seis muertes a la fecha lo desmienten. Pero las poderosas campañas emprendidas por compañías -como el fabricante del vaporizador Juul, una empresa con un valor de $38,000 millones de dólares y que concentra 50% de las ventas de vaporizadores en Estados Unidos- atrapan a los jóvenes con atractivos lemas: “Simple, inteligente, intensamente satisfactorio” y “fumar evolucionado”.
De acuerdo con Wikipedia, “el cigarrillo eléctrico o cigarro electrónico, también llamado «e-Cigarette» (en inglés), «vaporizador», «vapeador», es un sistema electrónico inhalador diseñado en su origen para simular el consumo de tabaco, sin quemar realmente tabaco, diferenciándose del cigarrillo tradicional.
“Estos dispositivos utilizan una resistencia, batería para calentar y vaporizar una solución líquida. Esta, llamada líquido de vapeo, e-Liquid o e-Juice, puede o no contener aromas y suelen tener propilenglicol, glicerina, nicotina, saborizantes, aditivos y otros componentes químicos, aunque varía según la solución, pues también los hay sin propilenglicol, nicotina, ni sabores”.
Desde la aparición en el mercado masivo, los vaporizadores han disparado su consumo a niveles insospechados, lo que ha generado una creciente preocupación. En un artículo denominado Cómo Juul enganchó a los niños e inició una crisis de salud pública, publicado en la revista Time de este mes de septiembre, menciona que el año pasado 30% de los jóvenes de 12º grado en Estados Unidos han reconocido que han consumido nicotina en vapores al menos una vez en el último año, de acuerdo a la investigación del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas.
El mismo estudio concluye con una tremenda afirmación: el aumento del vapeo registrado es “el más grande jamás registrado para cualquier sustancia en los 44 años” que el Instituto ha dado seguimiento al uso de drogas en adolescentes. Terrible noticia.
Tres temas preocupan particularmente sobre el vapeo:
- Su poder adictivo. Un estudio de 2018 refiere el artículo de Time de parte de la Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, asegura que 21% de los jóvenes de secundaria había vapeado el mes anterior, un aumento de 78% comparado con el año anterior. Y revela que este año esa cifra creció a 27.5%.
- Los efectos desconocidos contra la salud. Todavía no hay estudios suficientes sobre los posibles daños a la salud de los ingredientes de los vaporizadores, y mucho tiene que ver el corto tiempo de la existencia de este producto. Pero ya hay algunas investigaciones que ligan el uso de los cigarrillos electrónicos con problemas cardiovasculares, enfermedades respiratorias y daños que pueden desarrollar el cáncer.
- El uso como vehículo para drogas ilícitas. También se ha detectado el uso de los vaporizadores para el consumo de drogas, al usar para ello sustancias irregulares para facilitar este tipo de consumos ilícitos que pueden ser el motivo de la hospitalización de algunos consumidores o, incluso, de su muerte.
En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), de la Secretaría de Salud, ha prohibido la importación, distribución, comercialización y venta del de los cigarrillos electrónicos. Sin embargo, no está prohibido su uso.
Las innovaciones tecnológicas en algunos rubros pueden representar riesgos, como el caso del cigarro electrónico o vaporizador. Si bien no está totalmente comprobado su daño a la salud, hay evidencias que apuntan en esa dirección. Son los riegos de combinar un nuevo artefacto que facilita fumar, con publicidad engañosa y una juventud deseosa de nuevas experiencias, relacionadas con el estatus. Debemos estar al pendiente de este adictivo riesgo de Fumar 2.0.