Las innovaciones tecnológicas han provocado cambios continuos en todos los ámbitos de la vida, desde lo personal hasta en los modelos de administrar empresas y gobiernos. Las nuevas tecnologías constantemente empujan a romper paradigmas, fenómenos que cada día se dan de manera más acelerada y profunda. En todo momento se busca resolver los viejos problemas con nuevas respuestas que sean más efectivas, de mayor valor y de menor costo.

Recientemente se ha empezado a discutir la idea de eliminar el dinero en efectivo en el mundo para mejorar el control fiscal del capital, atacar el crimen y el fraude, así como la corrupción. El uso del efectivo en el día a día complica sobremanera las posibilidades de rastreo, de registro, facilitando operaciones fuera de la ley. El efectivo facilita el crimen, como el soborno, la evasión fiscal, el fraude, la falsificación, la corrupción e, inclusive, el financiamiento de actividades ilícitas y de gran peligro como secuestro, terrorismo y narcotráfico. También el dinero físico permite la existencia y crecimiento de la economía informal.145_INFOGRAFIA_SIN EFECTIVO

Está claro que el uso del efectivo fomenta los mercados ilegales, es por ello que se está proponiendo la prohibición del uso del efectivo. Pero, ¿cómo puede ayudar la eliminación del uso del efectivo a corregir los males expuestos y cómo se puede implementar? La eliminación del efectivo permitiría la rastreabilidad de las transacciones de pago, lo cual reduciría significativamente las operaciones fuera de la ley. Todo podría ser auditable, desde el origen del dinero hasta su destino.

Para implementar la eliminación del efectivo hay dos alternativas: el uso de plataformas tecnológicas para las transacciones de pago, y la eliminación de la circulación de los billetes de mayor denominación.

Aquí una breve explicación de estas alternativas:

  • Uso de plataformas electrónicas de pago. Ya existen varias plataformas para su uso masivo, basadas en el reconocimiento dactilar, facial, la retina o la voz. Además, debemos de recordar que una gran cantidad de operaciones actualmente se realizan por medio del pago con tarjetas de crédito o débito. Estos mecanismos además de combatir el uso ilegal del dinero, garantizan mayores niveles de seguridad para los usuarios frente a los riesgos del crimen, como es la creciente pandemia de los fraudes de todo tipo.
  • Reducción gradual de los billetes de mayor denominación. La mayoría de los bancos centrales de los países inyectan una gran cantidad de billetes de efectivo. Los que más usan de manera creciente son los billetes alrededor de $100 dólares, los cuales representan en países como Estados Unidos 80% del dinero circulante. Ello facilita el ilícito, pues un millón de dólares en billetes de 100, pueden caber en un maletín. Así se propone ir eliminando los billetes de mayor denominación del circulante para obligar a que las grandes transacciones de dinero se den en plataformas electrónicas, que permiten el rastreo y la licitud de las operaciones. India en 2016 retiró del mercado los billetes de 500 y 1,000 rupias, que representaban 90% del circulante. Como mecanismo de pago, creó un registro biométrico para facilitar las transacciones de pagos, que también sirven para trámites de gobierno y facilitar el comercio electrónico.

La eliminación del efectivo además puede reducir el costo de las transacciones comerciales y gubernamentales, y ahorrar en los costos que representan la producción, distribución y control de billetes y monedas por parte de los bancos centrales.

Estamos en un momento clave de la discusión sobre la eliminación del efectivo.  Hay quienes proponen un pacto entre el grupo de las 20 economías más desarrolladas y los países emergentes para retirar en el corto plazo los billetes de alta denominación. Peter Sands, ex Director General del Standard Chartered Bank, sostiene que “deshacerse de estos billetes es una de las mejores cosas que las economías avanzadas pueden hacer para reducir la corrupción y aumentar la recaudación en el mundo en desarrollo”.

Pronto veremos cambios en las políticas del uso del efectivo, porque su eliminación parece que será una necesidad en el futuro.