Entramos ya en la parte final del proceso electoral 2015. Es conveniente empezar a hacer un balance de lo sucedido. Empezaré con lo nacional, y la semana próxima el caso de Sonora. Aquí mis principales conclusiones:
1. El Presidente Peña Nieto logra la ansiada mayoría simple en la Cámara de Diputados, con la suma de votos PRI-PVEM-Panal. Sin embargo, este resultado es muy cuestionable a partir de las acciones ilegales e inmorales del Verde, que debieron haber conducido a la pérdida de su registro por violaciones graves y reiteradas a la ley. El PRI recuperó gubernaturas en manos de la oposición; ganó de calle Campeche; tiene casi en la bolsa Colima y San Luis Potosí. El gobierno federal está de plácemes.
Peña Nieto alcanzó un objetivo vital, estratégico: evitar que estos comicios se convirtieran en un “referéndum” a los magros resultados de su gobierno; lo contrario hubiera implicado un severo voto de castigo.
2. Acción Nacional tuvo su peor desempeño electoral en los últimos 25 años. Le arrebató Querétaro al PRI, y refrendó Baja California Sur, y todo indica que tendrá 111 diputados contra 114 de la actual legislatura. Mientras un optimista Gustavo Madero afirma que el PAN se consolida como “el mayor partido de oposición”, crecen las voces que exigen su renuncia. Margarita Zavala, todo indica, encabezará la corriente renovadora de ese partido. Ella llama a acercar al blanquiazul a los ciudadanos para conservarse como opción política.
3. El PRD sufrió una auténtica debacle. En su principal bastión, el Distrito Federal, ganó seis delegaciones contra 14 en 2012, y todo indica que perderá la mayoría en la Asamblea Legislativa ante Morena.
Esto tiene profundas implicaciones políticas: obliga a Miguel Ángel Mancera a “cogobernar” la capital del país con Morena, prácticamente “destruye” al actual Jefe de Gobierno (que ganó en 2012 con un abrumador 64% de la votación total) como un candidato fuerte y viable a la presidencia para 2018.
A nivel federal, de 99 diputados actuales, el PRD tendrá sólo 44 en la próxima legislatura; ganó Michoacán, pero cedió al PRI la gubernatura de Guerrero. El PRD está obligado a llevar a cabo un ejercicio autocrítico y una recomposición a fondo de su programa y sus estrategias políticas si no quiere irse al cuarto o quinto lugar en las preferencias electorales en el corto plazo.
4. Morena tuvo un debut interesante. Se consolidó como cuarta fuerza política nacional, y como un actor decisivo en el Distrito Federal. Uno de los delfines consentidos de López Obrador, Ricardo Monreal, se perfila como seguro y sólido aspirante a gobernar la capital de la República en 2018.
No fueron victorias limpias, no hubo un componente democrático en su resultado electoral. López Obrador se exhibió en numerosos promocionales acompañando a sus principales candidatos a cargos de elección popular, en algo que la ley tipifica como “actos anticipados de campaña”.
Sin embargo, mientras el INE sancionaba con 520 millones de pesos al Verde, decidió no imponerle límites al tabasqueño por temor al conflicto. El INE negoció la ley y fue severamente vulnerado. Tanto dinero, tantas reformas, y tan poco valor y efectividad de sus directivos.
El 41% de todo el voto nacional de Morena proviene del DF, y de ahí a que se consolide como una opción política para el conjunto de los mexicanos hay mucha, mucha distancia. Morena es un movimiento populista, de confrontación de “redención de los pobres” a través de un gasto público masivo y clientelar.
5. El hartazgo ciudadano y el voto de castigo encontraron una nueva válvula de escape: los independientes. Los triunfos de “El Bronco” en Nuevo León, Clouthier en Sinaloa, Kumamoto en Jalisco, Cuauhtémoc Blanco en Cuernavaca, Alfonso Martínez en Morelia, abren un boquete en el control de la partidocracia y la obligan a renovarse o morir. Pero, cuidado. Los independientes no necesariamente representan la posibilidad de una gobernabilidad más eficaz. A unas horas de su victoria, el Bronco anunció que desaparecería el Mando Policiaco Único en Nuevo León, eje de la política de seguridad en el estado y una de las pocas medidas exitosas del anterior gobernador Rodrigo Medina. La tentación por las decisiones espectaculares, las que generan popularidad, puede conducir a la irresponsabilidad.
Un hecho notable es que los independientes se caracterizaron por sus campañas innovadoras, usando lenguajes directos, privilegiaron los nuevos medios digitales de comunicación, desdeñando los medios tradicionales. Hay quienes aseguran que en sus campañas gastaron 47 menos recursos que sus competidores. Aquí se puede ahondar en análisis.
Estos son algunos de los saldos de los pasados comicios que hablan de un electorado complejo, sofisticado, que es todavía una incógnita para los estudiosos de la opinión pública; de un país inmerso en una intensa ola de cambios políticos que depende de nosotros, los ciudadanos, pueda conducir hacia una mejor y más efectiva democracia.
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