La última declaración de Donald Trump durante un mitin en Carolina del Norte, donde advirtió sobre un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas si México no detiene el flujo de “criminales y drogas” hacia EE. UU., vuelve a poner en primer plano el tipo de relación que espera mantener con México ante su regreso a la Casa Blanca.

La amenaza se suma a otras afirmaciones controvertidas como la supuesta fabricación de autos chinos en México, sin evidencia alguna, y refuerza su enfoque de “mano dura” hacia temas binacionales. Además ha prometido que desde su  primer día de gobierno implementará “el mayor programa de deportación de la historia de Estados Unidos”.

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos conlleva consecuencias serias y directas para México, especialmente en temas de seguridad y narcotráfico. Con una postura agresiva y demandas específicas, Trump ha demostrado su intención de intensificar las medidas contra el tráfico de drogas y la migración, exigiendo a México acciones contundentes.

Algunas de las consecuencias previstas para México en seguridad, serían:

  • Aumento de la presión para combatir los cárteles: Trump ha declarado su intención de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que abriría la puerta a una intervención directa de EE. UU. en sus operaciones, incluso en suelo mexicano.
  • Militarización de la frontera y control migratorio: Su elección probablemente implicará un aumento en la militarización de la frontera, afectando directamente a las comunidades mexicanas en esa región y complicando tanto el comercio como el tránsito de personas. Además, presionará para que México asuma un papel más activo en la contención de migrantes, complicando la dinámica interna de la frontera.
  • Impacto económico por sanciones comerciales: Trump ha dejado entrever la posibilidad de imponer aranceles o sanciones comerciales si considera que México no colabora lo suficiente en el combate al narcotráfico.
  • Desafíos diplomáticos y riesgo de injerencia: Las demandas de Trump colocan a México en una situación complicada, en la que se vería obligado a elegir entre la cooperación o la resistencia ante una posible injerencia.

Ante estas amenazas, el gobierno de Sheinbaum deberá estructurar una respuesta estratégica que proteja los intereses nacionales y limite las posibles injerencias externas. Entre las acciones prioritarias estarían:

  • Negociar una cooperación en seguridad que incluya compromisos bilaterales sin comprometer la soberanía de México.
  • Defender la economía mexicana mediante la diversificación de socios comerciales y el fortalecimiento del mercado interno para reducir la dependencia de EE. UU.
  • Fortalecer el control de seguridad interno, implementando una estrategia integral que no solo enfrente a los cárteles, sino también aborde el tráfico de armas desde EE. UU., un factor clave en la violencia en México.

La elección de Trump presenta un desafío directo y complejo para México. La postura dura de EE. UU. en temas de seguridad y narcotráfico será una fuente de presión económica, diplomática y social que México deberá manejar con firmeza y estrategia.