La Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2025 de la Agencia para el Control de Drogas (DEA) del gobierno de Estados Unidos, revela un panorama complejo en la lucha contra el narcotráfico.

Si bien se celebra una reducción histórica del 20% en las muertes por sobredosis en 2024, alcanzando las 84,076, esta cifra aún subraya la magnitud de la crisis. Este descenso se atribuye a incautaciones masivas, desarticulación de redes y mayor acceso a la naloxona.

Sin embargo, el fentanilo emerge como la amenaza central, responsable de aproximadamente el 70% de las sobredosis fatales. Producido en México y traficado principalmente por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), este opioide sintético se distribuye en polvo y en pastillas falsificadas, llegando a consumidores desprevenidos, a menudo jóvenes contactados en redes sociales.

Una tendencia alarmante es la creciente mezcla de fentanilo con otras drogas como cocaína (1 de cada 4 muestras) y metanfetamina (1 de cada 8), creando combinaciones letales. La aparición de la xilacina, la “droga zombi”, complica aún más la situación al no responder a la naloxona.

Los cárteles mexicanos, designados como organizaciones terroristas extranjeras por EE. UU. en 2025, dominan la producción y distribución de múltiples narcóticos a nivel global, utilizando precursores químicos de China y sofisticadas redes logísticas, incluyendo plataformas digitales encriptadas. La captura de Rafael Caro Quintero simboliza el compromiso contra estas organizaciones.

Aunque el fentanilo es prioritario, la metanfetamina sigue siendo un peligro persistente, representando cerca del 30% de las muertes relacionadas con drogas. Su mayor pureza y potencia, también producida por los cárteles, la hacen altamente adictiva. Heroína, cocaína y marihuana completan el portafolio de estas organizaciones.

El informe destaca la innovación criminal en la venta de drogas a través de redes sociales y aplicaciones encriptadas, así como el sofisticado lavado de dinero operado por grupos chinos. La presencia de adulterantes como la xilacina exige nuevas estrategias de detección y tratamiento.

A pesar de estos desafíos, la DEA reporta incautaciones récord de fentanilo y la extradición de miembros clave de los cárteles. La colaboración interagencial e internacional, junto con programas de prevención y tratamiento, muestran avances.

El NDTA 2025 concluye con un llamado a la acción global, instando a la regulación de precursores químicos, la vigilancia digital y la inversión en salud pública.

La lucha contra el narcotráfico requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas, escuelas y familias para abordar las causas profundas de la adicción y proteger a las comunidades. La reducción de muertes por sobredosis ofrece un rayo de esperanza, pero la batalla por la seguridad y la salud pública está lejos de terminar.

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