Internet y las redes sociales han permitido el desarrollo de una nueva era caracterizada por la hiperconectividad, que ha impulsado la comunicación, la colaboración, y la comercialización de ideas, productos y servicios.
Gracias ello, hoy en día el acceso al conocimiento nos permite abrir nuevas fronteras a la innovación y al desarrollo de iniciativas y negocios. Vivimos en un mundo más libre, abierto y conectado. Mucho de ello se debe a las grandes plataformas que han impulsado la masificación del uso de la tecnología en los negocios y en lo cotidiano.
Las Big Tech, entre las que destacan Facebook, Amazon, Apple, y Google/Alphabet, son la cara emblemática de la era de Internet que han creado una nueva etapa de la historia humana, impactando a miles de millones de personas a lo largo y ancho del mundo.
A la par, se han constituido en grandes negocios, logrando escalar los primeros lugares en valor de los mercados internacionales. Comandadas por líderes emprendedores, audaces y visionarios, también se han convertido en iconos de nuestros tiempos.
Todo ello no pasaría más allá de una nueva historia de éxito del capitalismo moderno, si no fuera por las acusaciones de organizaciones especializadas, gobiernos y expertos de su nocivo proceder para lograr estos sorprendentes resultados: han aprovechado sus inmensos recursos económicos y sus posiciones casi monopólicas en los mercados digitales para inhibir, comprar o bloquear la competencia; y están utilizando la información de sus usuarios, proveedores y aliados de manera discrecional para su beneficio y sin su consentimiento.
El resultado de estas prácticas nos preocupa a todos: las grandes plataformas tecnológicas atentan contra el desarrollo del mercado, los derechos de los usuarios y las libertades.
Es por ello que este año sea el momento de la regulación de las Big Tech o, al menos, de la limitación a su inmenso poder.
Existen ya varios frentes que se han venido desarrollando desde hace varios años en Estados Unidos y Europa, y recientemente en China también se están impulsando algunas iniciativas al respecto.
En Estados Unidos hay una férrea batalla entre las autoridades regulatorias federales y diversos fiscales en los estados que buscan restarle poder a las grandes plataformas tecnológicas. Principalmente buscan que las grandes empresas se dividan para evitar la concentración de poder económico y tecnológico, creando mejores condiciones para la competencia del mercado digital que impulse el mercado de la innovación y, por otra parte, se promueven regulaciones y sanciones más estrictas en contra del uso ilegal de la información de los usuarios.
Por su parte, la Unión Europea ha venido impulsando la promulgación del Acta de Servicios Digitales y el Acta de Mercados Digitales, que persiguen regular a las compañías tecnológicas impulsando un mercado tecnológico más justo y dando prioridad a los derechos de las personas a su privacidad y libertad.
De la misma manera, el gobierno chino ha estado trabajando en diversos instrumentos para enfrentar el poder casi monopólico de sus gigantes tecnológicos, orientados a promover medidas para impulsar el desarrollo competitivo de su industria, evitando prácticas nocivas.
Están claros los beneficios que las grandes plataformas tecnológicas han traído al mundo, pero también son cada vez más evidentes el comportamiento inadecuado de dichas empresas que están obstruyendo el desarrollo competitivo y afectando los derechos de los usuarios de sus plataformas. Aunque es un tema difícil y complejo, creo que llegó la hora de enfrentar el reto de limitar el inmenso y descontrolado poder de las Big Tech. Ya lo veremos.