La evidencia internacional demuestra que las ciudades más habitables, seguras, competitivas y exitosas cuentan con una mezcla virtuosa de los siguientes ingredientes:
- Presupuestos suficientes para proveer a su población de bienes públicos con calidad y suficiencia, lo que exige contar con fuentes sanas de financiamiento, por ejemplo los impuestos a la propiedad y el pago oportuno de los servicios por parte de los ciudadanos.
- Una proyección de futuro, es decir, una visión a 20, 30, 50 años, que les permitan planear el crecimiento ordenado de los asentamientos humanos en un marco de sustentabilidad ambiental y de reducción sistemática de su huella de carbono para contribuir al combate del cambio climático.
- Incentivos fiscales, conectividad e infraestructura para fomentar la inversión privada y, a partir de ello, generar prosperidad y oportunidades de ingreso para sus habitantes.
- Participación de la sociedad civil (empresarios, urbanistas, investigadores, líderes comunitarios) en la gestión urbana, a sabiendas de que la incidencia de los ciudadanos, con su mirada crítica y propositiva, permite mejorar la seguridad pública, la calidad de los servicios y la transparencia y la rendición de cuentas.
A la luz de estos elementos, podemos comprender todo lo que le falta por avanzar a nuestra capital para convertirse, efectivamente, en una urbe con perspectivas de ubicarse en un lugar de liderazgo en el marco del sistema urbano nacional.
Y esto lo podemos constatar a través del Índice de Competitividad Urbana 2018 que elabora el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que ubica a Hermosillo en el lugar número 14 entre las ciudades de entre 500 mil y un millón de habitantes, donde los líderes son Cancún, Morelia y Veracruz.
Precisamente con el ánimo de impulsar a Hermosillo como una ciudad que cumple con los requisitos de una ciudad de vanguardia, no sólo en término económicos, sino también en materia de desarrollo humano, es que se ha creado la organización ciudadana “Hermosillo ¿cómo vamos?” (HCV), conformado por 96 organizaciones, 66 especialistas y apoyada por 53 empresas.
La Encuesta de Percepción Ciudadana 2019 que recientemente presentó esta organización, nos brinda un panorama de avances en algunos rubros, pero también apunta hacia una serie de focos rojos que es urgente atender.
Los problemas que más preocupan a los habitantes de la capital son la drogadicción (22%) y la inseguridad y la violencia (19.2%). Han crecido los delitos y los homicidios. Casi 4 de cada 10 hermosillenses consideran que vivir en esta ciudad es inseguro. Estos fenómenos no sólo fracturan el tejido social y generan dolor y angustia en las familias, sino que minan la imagen de Hermosillo como destino de inversión, atentan contra el futuro de la ciudad.
De acuerdo con el INEGI, el servicio de la deuda municipal como porcentaje de egresos, representa el 13%, lo que implicará un gasto de casi 479 millones de pesos en 2020. El abuso del endeudamiento en pasadas administraciones, una ciudadanía permisiva y una banca voraz, nos está pasando la factura con menos recursos disponibles para prestación de servicios básicos (agua, luz, drenaje, seguridad). Es prioritario recuperar la salud de las finanzas municipales.
Y esto, en parte, es una tarea en la que a los ciudadanos tenemos una importante competencia, porque como lo informó la alcaldesa, Célida López, sólo 50% de los hermosillenses paga su impuesto predial. ¿Cómo queremos que las autoridades respondan a su obligación constitucional de brindar los servicios que demandamos, entre ellos mejores policías y seguridad, si no las dotamos de recursos suficientes por la vía de nuestras obligaciones fiscales?
Por último, llama la atención que sólo 1 de cada 5 hermosillenses confía en sus autoridades municipales, y 9 de cada 10 nunca ha participado en acciones de beneficio colectivo. ¿Cómo aspirar a transformar nuestra ciudad sin capital social, sin disposición a intervenir en lo público, en lo que es nuestro, no de los políticos?
Reconstruyamos la confianza entre autoridades y ciudadanos sobre la base de compromisos y acciones concretas, medibles y verificables, pero, también, asumamos nuestro papel como actores de la vida urbana, porque la ciudad, Hermosillo, nuestra casa común, la hacemos los ciudadanos.