El nuevo mundo digital dista de ser perfecto. Mucho tiene que ver que participa en el hombre, que ha llevado consigo sus defectos y aciertos. El mundo digital no cambia las reglas del mundo tradicional, más bien magnífica lo positivo y lo negativo. Todo lo hace más grande, lo aumenta. Es el caso de la creciente contaminación de Internet y las redes sociales con los fraudes de diferentes tipos.
Se calcula que las pérdidas anuales globales por los fraudes electrónicos se acercan a los 20,000 millones de dólares, cifra que puede llegar a los 110,000 millones de dólares si consideramos los casos denominados “falsos positivos”, esto es, trámites que son negados por sospecha de fraude, pero que en realidad son realizados por clientes auténticos.
Nuestro país no es la excepción de esta plaga. Somos el país con el mayor número de fraudes digitales de América Latina. De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), cada hora se cometen 463 fraudes por medio del comercio electrónico y la banca móvil. Las cifras son impresionantes:
- Entre 2017 y 2018, 80% de las empresas sufrieron al menos un ataque una vez al año, según la consultora de seguros Towers Watson.
- Se reportan un promedio de 330 mil casos al mes, una cifra que aumentó una tercera parte respecto al año pasado.
- En 2018 se dieron 3.1 millones de fraudes, con un costo cercano a los 250 millones de dólares.
La misma empresa Towers Watson concluye que 9 de cada 10 reclamaciones son por errores humanos, y dos tercios son por negligencia o fraudes de los empleados.
Entonces, ¿qué hacer frente al fenómeno del fraude cibernético que crece de manera exponencial? Pues parece que el remedio viene del uso de la inteligencia artificial (IA), aprovechando que el ser humano es predecible por sus modelos mentales y hábitos. Pero además es necesario explorar la opción de la IA, frente al crecimiento exponencial de las transacciones electrónicas, de los eventos de fraude, de su constante sofisticación y del tiempo que demanda el examen y reacción frente a los clientes de los casos identificados o bajo sospecha. Hoy en día, los clientes requieren mayor protección y que esta sea prácticamente en tiempo real.
El uso de la IA puede ayudar a procesar datos de transacciones de años y décadas en milisegundos y determinar los riesgos de manera incluso anticipada, bajo un enfoque predictivo. La solución contra los fraudes cibernéticos está en el uso de plataformas de IA y de aprendizaje automático (AA).
Por un lado la IA puede procesar y analizar una gran cantidad de datos y transacciones históricas y detectar riesgos de eventos de fraude. Por su parte, el AA puede identificar eventos, factores y tendencias del pasado, así como anomalías, interrelaciones y enlaces de factores y distintas variables que aparecen de manera emergente.
Con base a las nuevas plataformas de IA y AA se puede transitar en materia de combate al fraude digital a un modelo más efectivo basado en la predicción automatizada de riesgos, reduciendo los procesos necesarios a milisegundos.
Una de las industrias más afectadas por los fraudes cibernéticos y la lentitud en su atención porque incide en la satisfacción de sus clientes, es la industria de los videojuegos. Esta pujante industria requiere procesar inmensas cantidades de peticiones de jugadores en línea, mismos que pueden llegar a 250 millones a la vez, que representan ingresos constantes por publicidad, suscripción, ventas adicionales y ventas cruzadas. En esta industria la experiencia de compra inmediata y sin riegos es vital.
Pronto veremos sistemas más sofisticados de combate a los fraudes digitales, mismos que darán mayor certeza, certidumbre y satisfacción a los clientes en beneficio de un mundo tecnológico más conectado, sofisticado y seguro.