El pasado 5 de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer las cifras de la medición multidimensional de la pobreza correspondientes a 2018.
Como ya lo hemos señalado, esta información constituye un valiosísimo insumo para saber qué tan efectivas son las acciones del Estado mexicano para superar este fenómeno y llevar a cabo una mejora continua de las mismas.
El organismo decidió presentar una serie histórica de los últimos 10 años que nos permite observar la evolución de la pobreza tanto a nivel nacional como en las 32 entidades federativas. Trataré de resumir los principales resultados.
Durante esta década, el porcentaje de la población en situación de pobreza pasó de 44.4 a 41.9% y la que se encuentra en pobreza extrema disminuyó de 11.0 a 7.4%.
No obstante esta tendencia, el número de personas en pobreza aumentó de 49.5 a 52.4 millones debido al crecimiento demográfico que ha registrado el país en este periodo.
La metodología multidimensional del Coneval toma en cuenta, para la medición de la pobreza, además del ingreso, el grado de acceso de los mexicanos a sus derechos sociales. En este ámbito, el rezago educativo entre 2008 y 2018 pasó de 21.9 a 16.9%; la carencia por acceso a servicios de salud pasó de 38.4 a 16.2%, un resultado atribuible al impacto del hoy cancelado Seguro Popular.
En lugar de éste, se ha anunciado la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar el cual genera dudas ante el manejo que se ha hecho del sector salud con los recortes que han llevado a una situación critica la atención y la provisión de medicamentos en perjuicio de los más pobres.
El Coneval destaca, también, el mejoramiento de las condiciones en que habitan las familias mexicanas. La carencia por calidad y espacios de la vivienda bajó de 17.7 a 11.1%, lo que habla de menor hacinamiento y viviendas mejor construidas y más dignas, mientras que el porcentaje de personas que habita en viviendas sin agua potable, drenaje y/o electricidad, disminuyó de 22.9 a 19.8%.
¿Dónde persisten los mayores rezagos? En el acceso a una alimentación suficiente, nutritiva y de calidad, como lo establece la Constitución, ya que esta carencia apenas disminuyó 1.3% en 10 años.
Este solo hecho hubiera justificado la continuidad de esfuerzos como el de los comedores comunitarios, que llegó a contar con más de 5 mil 500 espacios ubicados en las localidades más marginadas que atendían a cerca de 500 mil personas, así como del componente de apoyo monetario para alimentación de Prospera, el cual, de acuerdo con las evaluaciones de impacto, permitió a las familias beneficiarias enriquecer su dieta y disminuir los niveles de anemia y desnutrición en las familias beneficiarias.
Los resultados obtenidos en 10 años de combate a la pobreza son decepcionantes, tomando en cuenta la enorme cantidad de recursos que se han invertido en programas de desarrollo social en esta década.
Ha sido una “década perdida” no obstante que se avanzó en la institucionalización de la política social, en el perfeccionamiento de los instrumentos de evaluación y rendición de cuentas y en la cobertura territorial y social de los programas.
Sin embargo, como señala la investigadora de la UNAM, Iliana Yaschine (Nexos, agosto 2019), la reducción de la pobreza y la ruptura de su herencia intergeneracional no pueden resultar de las acciones de un solo programa, sino que se requiere una estrategia de desarrollo que asegure crecimiento económico redistributivo, la generación de empleos no precarios y la creación de un régimen de bienestar social que garantice el ejercicio de derechos sociales para todos los mexicanos.
Se trata de requisitos que no vemos en la propuesta social de la actual Administración, y si una orientación a instrumentar programas enfocados a atender la pobreza rural (Sembrando Vida) o a tejer redes asistenciales, en desaparecer programas sin recurrir a la evidencia, como ha sucedido con Prospera, que hoy ha dejado de brindar atención médica y salud a 6.8 millones de familias.
Es urgente crear una nueva estrategia de desarrollo social que revierta la pobreza en México, basada en la evidencia, transparente y que rinda cuentas. No podemos seguir perdiendo el tiempo y décadas.