Nación digital
El Internet y las redes sociales están cambiando todo, hasta las configuraciones políticas relacionadas con la concepción de estado/nación. Hasta hace poco, el mundo estaba dividido territorialmente en países. Pero la globalización por un lado, y el crecimiento exponencial del mundo digital por el otro, están cambiando este concepto.
Para muestra dos botones: la “residencia digital” impulsada por Estonia y el nombramiento del primer “embajador digital” en Dinamarca.
Como ya lo habíamos abordado en una ocasión anterior, la residencia digital para los negocios es una estrategia implementada en Estonia desde 2000, país que pretende convertirse en líder en el mundo en la economía digital.
Este programa permite a cualquier empresario del mundo registrarse ante el gobierno estonio mediante el proceso de firma digital verificada, y con ello abrir y operar cuentas bancarias, gestionar permisos y operar empresas, sin necesidad de encontrarse físicamente presente en el país. Además, los empresarios pueden optar por el esquema fiscal de Estonia, que se caracteriza por ser uno de los más bajos en contribuciones.
A esta iniciativa, se acaba de sumar otra que apunta en la misma dirección de transformación de los países en un mundo globalizado y conectado: el embajador digital de Dinamarca. El gobierno danés entiende perfectamente que el futuro de la economía es digital y por ello decidió dar un paso innovador en su organización política. El embajador digital tendrá la responsabilidad de establecer relaciones diplomáticas con las grandes empresas tecnológicas del mundo: Facebook, Google, Apple, Microsoft, Oracle, IBM, entre otras.
Esta innovadora decisión del gobierno danés parte de la aceptación de la gran influencia que tienen las empresas tecnológicas en Dinamarca, de la complejidad en su trato que ello significa, más allá de un tema de tecnología. La complejidad en la atracción y relación de las empresas tecnológicas transnacionales en muchas ocasiones representan retos más importantes que muchos países del mundo. Los daneses reconocen también su poder económico. El valor de compañías como Apple o Google es comparable o superior al de algunos países que participan en el G20, agrupación de los países más ricos del mundo.
El embajador digital además de atender a las empresas de tecnología, debe de implementar estrategias para atraerlas, facilitar su entrada al mercado y estimular alianzas con las empresas locales.
No cabe duda del poder transformador del mundo digital y del valor que representan las empresas tecnológicas líderes, ya sea por su valor económico, su influencia o por su agregación de valor a la competitividad. Estonia y Dinamarca lo tienen muy claro y trabajan con iniciativas innovadoras para asegurarse ser parte de la nueva economía del conocimiento. Estos dos países son un ejemplo digno de analizar. Ojalá hubiera oportunidad en México de analizar y debatir la revolución tecnológica que está en marcha, y definir qué debemos de hacer para asegurarnos un lugar destacado.
Hace tiempo se habló de crear en nuestro país una gran corporación Público-Privada para unir y complementar capacidades en TIC en nuestro país, que permitiera, por un lado, el impulso de la adopción masiva y acelerada de la tecnología por todos los sectores económicos y sociales, y a la vez consolidar capacidades para competir en los mercados internacionales. Un avance en esta vía, fue el Centro de Innovación Gubernamental Local (CIGLO), que se implementó en Sonora en 2009, pero que por falta de apoyo y comprensión de los gobiernos se truncó.
Las oportunidades tienen fecha de caducidad, y parece que para el gobierno mexicano el tema digital es un tema que bien puede esperar mejores tiempos. En fin.