Debemos de reconocer que el actual diseño de gobierno está rebasado. Tenemos un gobierno lento, costoso, poco inteligente y sin capacidad de prever el futuro. El sector público tiene un diseño obsoleto ante un mundo cambiante por la fuerza de la innovación.

Sin embargo, hay pocas propuestas de cómo cambiar el modelo actual de gobierno por uno que sea inteligente, flexible, incluyente, promotor y barato. Quisiera proponer algunas ideas sobre ese gobierno que soñamos.La tecnología nos permite desarrollar inteligencia en el gobierno, usar de manera intensiva y estratégica los recursos y la información para crear valor y conocimiento para lograr resultados superiores. La tecnología nos puede ayudar a digitalizar y conectar todos los procesos de gobierno, ensamblando las operaciones diarias para ganar eficiencia y crear insumos para mejorar la acción gubernamental.Si conectamos las bases de datos de todas las organizaciones públicas, podríamos tener kioskos físicos y digitales para facilitar los trámites y pagos a los ciudadanos. Controlaríamos mejor la operación para atacar la evasión, la defraudación y las prácticas de corrupción.Nadie entiende por qué las estructuras de gobierno no cambian, pese a las crisis. Las empresas hacen ajustes, fusiones y otras hasta desaparecen. En el gobierno se aplican programas de austeridad. El diseño del gobierno debe tener un enfoque funcional y no burocrático. La organización pública debe ser sencilla y ágil para adaptarse a las nuevas circunstancias.Con diseños funcionales obtenemos flexibilidad y la oportunidad de dar respuestas personalizadas a los ciudadanos. Dejaríamos atrás las peticiones de papeles en los trámites. Un gobierno conectado no lo necesitaría. No se trata solo de atacar la ineficiencia, sino también ganar en certeza y seguridad. Con aplicaciones expertas, el gobierno nos daría la oportunidad de obtener respuestas personalizadas, mejorando así la calidad y oportunidad de la atención.Cada vez más los ciudadanos exigimos participar de las decisiones públicas. Usando las redes y aplicaciones sociales podríamos compartir las decisiones y desarrollar consensos para mejorar nuestra calidad democrática. La inclusión es clave para la gobernabilidad.En tiempos de hipercompetencia, el gobierno debe promover e impulsar el talento y las capacidades de sus ciudadanos, empresas y organizaciones. Con la explotación inteligente de la información disponible, se podría identificar y prever las oportunidades para aprovechar mejor las capacidades disponibles y realizar los oportunamente los cambios necesarios. Un área profesional pública de inteligencia de negocios sería clave para enfocar los esfuerzos de las empresas.Frente a las crisis económicas recurrentes y la necesidad de dedicar más recursos a la infraestructura social y productiva, el costo actual del gobierno es inaceptable. No me refiero solo al costo de su nómina, sino también a los costos indirectos de malas decisiones por la falta de evaluación del gasto, la corrupción o la omisión. Un ejemplo es la mala calidad regulatoria en algunas áreas estratégicas, como las telecomunicaciones, que tienen costos impresionantes para el país.Ha llegado la hora de ser ambicioso. Pensar y actuar diferentes para tener los resultados que queremos. Es urgente que entendamos que requerimos un rediseño total del gobierno, su estructura, enfoque, funciones y modelo operativo. Lograr avanzar en esta dirección puede además tener efectos positivos multiplicadores en el resto de la sociedad.