Según el Censo de Población y Vivienda de 2010, en México tenemos 32.5 millones de niños entre 0-14 años, representan 29% de la población total del país. En Sonora hay 768,000 niños.

La celebración del Día del Niño debe convertirse en un espacio para una seria reflexión nacional para llegar a los acuerdos necesarios para tomar las acciones urgentes y preparar una nueva generación de mexicanos exitosos. Hubiera sido deseable que el Pacto por México contuviera temas transversales, con el caso de la niñez. Esto le daría un mayor sentido y profundidad a la agenda de cambios que se proponen.

Los niños representan la única apuesta viable para construir, sobre bases sólidas, el país donde todos podamos vivir mejor. Es el mejor camino para lograr capitalizar las inversiones en desarrollo humano que se han venido generando en el tiempo, principalmente en educación y salud, y nos permitirían potenciar la fase final del bono demográfico del país.

La atención de los niños en México representa retos importantes que tenemos que enfrentar con fortaleza y decisión. Algunos son de corto plazo y otros de mediano y largo plazos.

En el corto plazo, tenemos que reaccionar ante situaciones inaceptables, como son el caso de la violencia intrafamliar, en particular el maltrato infantil, y el llamado ‘bulliying’ o acoso escolar.

Sabemos que el maltrato es un foco rojo, que ha llegado a hechos lamentables como la muerte por homicidio de niños. Según cifras de la Secretaría de Salud, un menor de 5 años es asesinado cada dos días en nuestro país. En Sonora hemos conocido por los medios al menos 9 casos en este año. Son hechos inapceptables que debemos enfrentar con una nueva cultura de protección al menor y con el fortalecimiento de la denuncia oportuna.

La conducta que se ve en casa o la aprendida en un entorno hostil para los niños ha llevado también al aumento del llamado ‘bullying’, el acoso escolar físico, verbal, psicológico, de exclusión social e incluso, cibernético, protagonizado por niños y adolescentes. Aquí debemos saber detectar y corregir a tiempo conductas que promueven la violencia y la exclusión.

En el mediano y largo plazos, debemos preparar a nuestros niños para un mundo que se transforma de manera acelerada. Si queremos una nueva generación que compita con oportunidad en un mundo dominado por la competitividad y por una economía basada cada vez más en el conocimiento, debemos de ser más ambiciosos con nuestros niños.

Es urgente transformar el modelo educativo. Necesitamos formar individuos capaces de razonar y resolver problemas, frente al obsoleto modelo pedagógico vigente basado en la memorización de conocimientos.

Tenemos que fortalecer la educación cívica de nuestros estudiantes, para convertirla en una herramienta que fortalezca los valores ciudadanos en los niños y los jóvenes. Hoy es imperativo darle importancia a los principios de civilidad, respeto, tolerancia, legalidad y democracia.

Finalmente, debemos hacer de la educación la vía de acceso a la sociedad del conocimiento, con el uso intensivo de la tecnología informática, Internet y las redes sociales. Hay preparar a nuestros niños para los trabajos del mañana, que serán más un asunto de producir, intercambiar y transformar información y conocimiento.

Es momento de unir esfuerzos, gobierno y sociedad, para generar los acuerdos y las acciones para realizar los cambios que necesitamos para que el futuro de México sea de mayor prosperidad e igualdad de oportunidades para todos.