Hay algo que los gobiernos del cambio han hecho muy bien durante estos 12 años: repensar la manera de diseñar política pública, apoyándose en la evidencia científica, dotar a la política social de sólidos cimientos institucionales, y hacer de la construcción de capital humano el eje de los esfuerzos contra la pobreza.Sobre la base de estos logros, México debe transitar ahora hacia una nueva generación de políticas públicas, construyendo una estrategia de mercado para superar la pobreza, un “eslabón” que nos permita articular la política social y la política económica.No podemos aspirar a un país competitivo en el agitado mundo global, con grandes sectores de la población sumidos en condiciones humanas inaceptables; y, por otra parte, no podremos mejorar las condiciones de vida de esos millones de mexicanos si estos carecen de una ciudadanía económica.Es un hecho que la política social necesita reforzar puertas de salida a la pobreza. Crear eslabones que permitan vincular los esfuerzos sociales con los beneficios que ofrece la economía de mercado. En este marco, uno de los temas para el próximo gobierno debe ser el fortalecimiento de la Banca Social como una herramienta clave para la superación de la pobreza.Hasta hoy, los esfuerzos en materia de microfinanciamiento se han caracterizado por la dispersión de recursos, duplicidades y carencia de visión estratégica.Por sólo citar un caso, el Programa de Opciones Productivas de la Sedesol, un programa bien focalizado, dotado de criterios sociales y de mecanismos de acompañamiento técnico y financiero a los beneficiarios, cuenta con un presupuesto de sólo $379 millones, francamente insuficiente para atender la demanda de cientos de miles de mexicanos emprendedores que anhelan impulsar un proyecto para la generación de ingresos y autoempleo con objeto de mejorar sus condiciones de bienestar.¿Por qué no convertir estos recursos en un Fondo de Garantías de Microfinanciamiento Social a las personas en pobreza, con un enfoque social y territorial claro, misión y visión, metas y objetivos definidos? Si se lograra esto, el presupuesto de Opciones Productivas se multiplicarían 10 veces más. Y más serían los recursos si los combinamos con el Fondo PYME y los recursos de Fonaes.Es hora ya de dejar de ver a los pobres como víctimas y, en cambio, considerarlos como emprendedores dignos y valiosos. Las mayores oportunidades, hoy, para la consolidación del mercado interno y la superación de la pobreza, están en la base de la pirámide social.La conformación una auténtica, profesional y suficiente Banca Social, podría convertirse en uno de los elementos más innovadores de política pública que podría aportar la próxima administración en la búsqueda de superar la pobreza.Una Banca Social que podría, además de apoyar las iniciativas de carácter productivo, constituir fondos de garantía para impulsar también proyectos de vivienda popular, abasto, infraestructura, consumo social, entre otros. Es momento de ver en la Banca Social la palanca del desarrollo económico y una herramienta para aprovechar el espíritu emprendedor existente en las comunidades en condición de pobreza.México ya ha dado un paso gigantesco con la bancarización de 8.5 millones de familias de los programas Oportunidades y 70 y más que les abre puertas a los beneficios del sistema financiero. Ha sido el proceso más grande de bancarización a nivel mundial en tan corto plazo.Ahora, le toca a la nueva administración cerrar la pinza con políticas públicas e instituciones que nos permitan seguir construyendo esos vasos comunicantes entre lo económico y social para enfrentar, en serio y con todo, el desafío de la pobreza y acabar con ella.