Estos días están llenos de buenos deseos para al próximo año. Quisiera expresarles a mis lectores lo que espero del año que viene, pensando sobre todo en el bien de México.
Anhelo un verdadero impacto de las reformas estructurales en una estructura institucional más moderna, en un sistema político más eficaz, en una economía dinámica que genere los empleos y las opciones de prosperidad que demanda nuestra población.
Quisiera ver la irrupción de la participación ciudadana en las decisiones de política pública y en la evaluación de las acciones de gobierno. Una ciudadanía empoderada para crear contrapesos a la partidocracia. 2013 ha sido el año de los partidos políticos; 2014 tiene que ser el año de la sociedad organizada, lo que implicará capacidad asociativa, un más fuerte capital social para que la gente incida en las decisiones de poder que afectan sus vidas.
Sueño con una política eficaz de combate a la pobreza con resultados evidentes, medibles, en el mejoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos que más lo necesitan. Capaz de generar condiciones para que los más pobres puedan hacer efectivos sus derechos sociales básicos.
Quiero, queremos todos, transparencia y rendición de cuentas en los tres ámbitos de gobierno y los tres poderes, porque la corrupción no sólo merma la imagen institucional, sino también la credibilidad de los ciudadanos y la competitividad. Un gobierno que no cuenta con la confianza de la gente, no es un gobierno con legitimidad democrática. Y si algo demanda este país es liderazgo público.
Anhelo, también, una reforma a fondo de PEMEX y la CFE, contra todos los mitos nacionalistas y populistas y la oposición de los grupos radicales, que sea capaz de ponernos a la altura de los retos de competitividad internacional; una reforma que le dé a México resultados para sus necesidades presentes y futuras, y que genere las divisas que se requieren para sostener las finanzas públicas, principalmente para atacar la hipoteca social.
Quiero una educación de calidad con nuevos métodos, contenidos y maestros preparados y motivados, lo que implica romper, con toda la fuerza del Estado, con todo el poder de la ley y las instituciones, la oposición de los sectores más retrógrados del magisterio representados por la CNTE.
Espero una auténtica democratización de las tecnologías de la información y las comunicaciones, hablo sobre todo del Internet de banda ancha. Si no rompemos la brecha digital seguiremos siendo un país “de segunda” en un mundo donde la competitividad laboral depende cada vez más de la cantidad de información que un individuo puede procesar y de los instrumentos técnicos disponibles para hacerlo.
Deseo, sobre todo, que tú, lector, ciudadano, trabajador, estudiante, padre o madre de familia, habitante de tu comunidad, colonia, barrio, tomes las riendas y seas capaz de luchar, con pasión y honestidad, por la transformación de tu entorno, de trasmitirle a tus hijos mejores valores: el respeto por la ley y las instituciones, la solidaridad hacia los demás, el cuidado del medio ambiente, el anhelo de trabajar por una sociedad mejor para que Sonora sea un estado más justo y un lugar donde todos podamos realizar nuestros sueños.
Esos son mis deseos para 2014, sé que me quedo corto, faltan muchos, pero te pido, desde donde estés, querido lector que, juntos, hagamos que se cumplan. Sólo así México y Sonora saldrán adelante, por nosotros y por las generaciones que vienen.