Vivimos una etapa de la humanidad llena de contradicciones. Hemos logrado grandes avances, pero también estamos acabando con la naturaleza. Hemos descifrado el genoma humano, el uso de la tecnología se ha expandido a lo largo de todo el globo terráqueo, las comunicaciones nos permiten saber al momento qué sucede y el acceso al conocimiento esta a la mano en Internet.
Sin embargo, con la misma velocidad estamos acabando con la naturaleza. En los últimos 50 años acabado con el 54% de las especies que habitaban en la Tierra. Ya nunca volveremos a ver el oso del Atlas, al león de melena negra, al dodo, a la foca moje. Esas son las cuentas que estará entregando esta generación a la que nos sigue.El abuso de la naturaleza nos ha llevado a conocer el fenómeno del calentamiento global. Algo que se consideraba tan lejano y etéreo, hoy es una realidad. Estamos viviendo la primera etapa del calentamiento global, que se considera la menos dura: de 2009 a 2029 tendemos variaciones importantes en el clima global que provocaran sequías, inundaciones, tsunamis, grandes nevadas. ¿Nos suenan conocidas estas primeras consecuencias en el mundo y en México?La segunda etapa del calentamiento global se espera sea del 2030 al 2054. Los rayos ultra violetas entrarán directo a la Tierra. Tenderemos temperaturas extremas de 70 grados centígrados en verano y de menos de 45 grados centígrados en invierno. Los polos se derretirán en verano y entraran en glaciación en invierno.La última etapa del calentamiento global se espera empiece a partir del 2055. En esta etapa prácticamente desaparece la vida. La mayoría de las especies animales y vegetales habrán dejado de existir. Imposible producir alimentos y tener agua suficiente para el consumo humano.¿Necesitamos recorrer estas fases y vivir sus consecuencias para reaccionar? Hay que tomar decisiones para evitar el destino manifiesto del fracaso del hombre. Es urgente reforzar las políticas públicas de cuidado del medio ambiente y convertirlas en ejes trasversales en todas las actividades y ramas del quehacer humano.Tenemos que crear y apoyar nuevas estrategias ambientales de nueva generación, como el caso de los bonos de carbón que premian a quienes cuidan la naturaleza. También se requiere mayores castigos a quienes violen las leyes y normas de cuidado de la naturaleza.El gobierno, el máximo consumidor en una economía, puede ser ejemplo de uso racional de los recursos naturales y incentivar a la industria medioambiental. Debería de aplicar sistemas de administración inteligente de la energía y el agua, así como de los espacios, y evitar e incentivar el uso del transporte alternativo, desde evitar los desplazamientos con el uso de las videoconferencias hasta viajar en vehículos eléctricos o de bajo consumo de gasolina.El costo de la implementación de estas medidas será en un principio superior. Esta diferencia se justifica al incentivar el desarrollo de una industria propia de cuidado de la naturaleza que provocará una reducción de precios en el tiempo para dar acceso a estos beneficios a la población en general.Sin embargo, la verdadera medida para evitar que este mundo se extinga esta en la educación de nuestros hijos y el ejemplo que los padres les demos. Hay que reforzar los planes educativos para darle sentido de urgencia al aprendizaje del cuidado del entorno. Pero nada será más efectivo como una reacción inmediata y decidida de todos nosotros por la naturaleza. Es urgente que tengamos conciencia que el mundo que heredamos les pertenece a nuestros hijos y practiquemos el ejemplo.