El periódico El Universal cumplió 100 años de vida. Es el líder indiscutible de los medios impresos con un tiraje diario de 180 mil ejemplares, y su página web recibe en promedio 18 millones de visitas al mes.
Es en 1969 cuando Juan Francisco Ealy Ortiz toma el control del periódico, mismo que conserva a la fecha. Corrían tiempos complicados para el ejercicio del periodismo independiente. Gobernaba México un hombre profundamente autoritario, Gustavo Díaz Ordaz, responsable de la masacre estudiantil de Tlatelolco. Julio Scherer, director de Excélsior –el medio más importante de la época- había sido llamado a Los Pinos por Díaz Ordaz para recibir insultos y amenazas por su cobertura crítica de los acontecimientos de 1968 (la reseña de este hecho está narrada en su libro Los Presidentes). Ealy Ortiz a su llegada a El Universal asumió riesgos y abrió sus páginas a todo un conjunto de plumas independientes. Una pluralidad que ha conservado a lo largo de casi 50 años en los que Ealy Ortiz ha dirigido el periódico.
Entonces dónde está el problema, se preguntarán. Que al amparo del liderazgo adquirido por El Universal, se está utilizando este medio para endurecer la lucha política, para golpear figuras públicas, en franca complicidad con oscuros intereses políticos.
Así lo han exhibido hechos recientes. Uno de ellos, fue la información que el diario diseminó acerca de presuntas anomalías en la selección de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana en el Sistema Nacional Anticorrupción, hecho que fue desmentido
por los responsables de llevar a cabo ese proceso, destacados líderes de la sociedad civil y del sector académico, como Edna Jaime, Directora de México Evalúa; Sergio López Ayllón, ni más ni menos que el Director del Centro de Investigación y Docencia Económicas; Jacqueline Peschard, quien fuera Comisionada Presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información y Consejera Electora; y Pedro Salazar Ugarte, Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Para expresar su desacuerdo con el manejo tendencioso del periódico, renunciaron a seguir colaborando con el mismo en calidad de articulistas, y acusaron a dicho medio de “falta de sustento en las notas publicadas” y de “faltar a su compromiso con la verdad”.
El Universal es uno de los medios más beneficiados por el Gobierno Federal y por los gobiernos estatales, además de poderosos intereses empresariales. Estamos frente a un periodismo cuestionable. No es el único caso, desafortunadamente. Los más se dan a nivel local.
La evidencia más reciente es la noticia en primera plana en el sentido de que Ricardo Anaya, líder nacional del PAN y su familia, tienen inmuebles por 308 millones de pesos. No puede usarse los medios de comunicación como ministerio público. Si hay evidencias de una conducta ilegal, debe de denunciarse ante las autoridades y no sólo litigarse en los medios de comunicación. Lo contrario, habré una vertiente inadmisible y reprobable. Envilece a los medios y a la política.
Asegura Ricardo Anaya que se trata de un ataque a su persona por haber manifestado su más rotunda oposición a aceptar el “pase automático” del actual Procurador General de la República, Raúl Cervantes a Fiscal General.
Un caso similar lo vimos al inicio de la campaña electoral del Estado de México en el caso de la acusación contra la familia de Josefina Vázquez. En cualquier caso, independientemente del partido o político de que se trate, es preocupante que se busque endurecer la política y afectar competencia electoral con el uso indebido de acusaciones que no se sustentan, pero que dañan la imagen y credibilidad (logrando el objetivo buscado), y donde no pasa nada. Tan fácil es denunciar a quien comete un delito y aplicar la ley. Entonces, ¿por qué usar a los medios de comunicación?
Detrás de este endurecimiento, vemos un intento desesperado que busca conservar el poder a como de lugar. Es abrirle el paso al autoritarismo del pasado que tanto daño nos hizo.
En la política, como se practica particularmente en México, para eliminar al otro, no hay casualidades. Al mismo tiempo, Peña Nieto recibe a Miguel Ángel Riquelme como gobernador electo de Coahuila, cuando el Instituto Nacional Electoral ya dictaminó que se rebasó el tope de campaña lo que es causal directa de anulación de la elección. Esto constituye una absurda provocación a toda la oposición y a las instituciones electorales, y deja entrever una espiral de endurecimiento.
México necesita una prensa libre que informe y forme opinión con base en la verdad y la transparencia. Y necesita también de un ejercicio ético de la política. Aplicar la ley sin miramientos ni excepciones, pero sin simulaciones ni intereses políticos. Sin estos dos elementos, seguiremos siendo testigos impasibles de la creciente descomposición de lo público y el envilecimiento de la democracia. En ello perdemos todos, principalmente el futuro.