Inicia un nuevo año cargado de expectativas e incertidumbre después de un 2019 con sin crecimiento económico y con alza de los niveles de inseguridad.
Si bien el gobierno buscó mandar señales de optimismo, lo cierto es que, en gran medida, ello no logró permear a importantes sectores de la población. Así lo demuestran las diversas encuestas que, si bien registraban una alta aprobación al presidente, dejaban ver una decepción hacia el manejo de la mayor parte de los temas de la agenda pública con excepción, quizás, del combate a la pobreza y la corrupción.
Todo parece indicar que este año tendremos un mejor desempeño económico con un crecimiento que se prevé, en los escenarios más optimistas, en 2%, aunque mucho dependerá del puntual cumplimiento de los proyectos de infraestructura pública, donde la iniciativa privada ha comprometido más de 850 mil millones de pesos a ejecutar en la administración de López Obrador (431 mil millones en 2020).
El gobierno sabe, perfectamente bien, que la mejor manera de hacer que fluya efectivamente ese dinero, es mostrando que se tiene claro el rumbo, evitando mandar señales contradictorias. Los empresarios se guían por la fría lógica del costo-beneficio. Si el gobierno cree que puede entusiasmarlos con base en la retórica del compromiso con México o la visión social de la 4T, se equivoca.
La decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco, por ejemplo, tuvo un costo no sólo económico, sino que minó la confianza de los inversionistas. Una medida como ésta es algo que no se puede repetir
Nuestras posibilidades de crecimiento en 2020, dependerán en mucho del rumbo que siga el Tratado Comercial con EU y Canadá, del comportamiento de la economía mundial donde soplan vientos de recesión, y las posibles turbulencias por un escalamiento regional del conflicto Estados Unidos-Irán.
Afortunadamente, uno de los pilares de esta administración de la 4T ha sido el equilibrio de las finanzas públicas, algo que genera certidumbre entre mercados e inversionistas. Por ejemplo, cabe destacar que el año pasado la inflación cerró en 2.83%, lo que significó su segundo mejor registro en toda la historia.
Por otra parte, todos esperamos que el gobierno haya aprendido a gastar porque, lo cierto, es que 2019 se caracterizó por importantes subejercicios en sectores clave como salud y educación que resultan vitales para la calidad de vida de la población.
El presidente y su equipo tienen que demostrar que cuentan con capacidad para gobernar, que cuentan con la pericia no solo para desmontar las instituciones del régimen anterior, sino para sustituirlas por algo mejor y más eficaz. Frente a las grandes necesidades que enfrenta el país, no podemos darnos el lujo de que la curva de aprendizaje se extienda.
Sin embargo, lo que está sucediendo con la desaparición del Seguro Popular y su sustitución por el llamado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), un proceso donde ha prevalecido la improvisación y la desinformación, demuestra que la ruta por recorrer para el gobierno de la 4T es todavía larga.
Uno de los mayores aciertos de este gobierno ha sido la construcción de una amplia red de protección social para los mexicanos más vulnerables del país, adultos mayores, personas con discapacidad, niñas, niños y jóvenes en situación de riesgo. Como complemento, se contará con 2,700 sucursales del Banco del Bienestar para llevar directamente los apoyos económicos a los beneficiarios.
Ojalá esta sea una oportunidad no sólo para “tarjetizar” a la gente, sino también para incorporarla a esquemas efectivos de inclusión financiera y digital que les permitan emprender un negocio o contar con recursos para invertir en capital humano, y conectarse ala era del conocimiento. Porque solo dar dinero genera dependencia y atrapa a las personas en esquemas clientelares.
Por último, está el tema del combate a la inseguridad, donde todos apostamos a la consolidación de la Guardia Nacional, pero sin olvidar que se requiere contar con el apoyo de las policías estatales y municipales a las que hay que profesionalizar y equipar adecuadamente. El trágico saldo de más de 36 mil homicidios dolosos el año pasado, demuestra que hay que reforzar la estrategia.
Así están los escenarios querido lector. No me queda más que agradecer tu compañía este año que concluyó y espero seguir contando con tu atenta mirada este 2020 que, ojalá, sea mejor y traiga mejores noticias para todos. Un abrazo.