En un mundo dominado por Internet y el constante crecimiento por su impacto en los cambios exponenciales que alteran la vida de las personas, los mercados, las empresas y los gobiernos, los riesgos se incrementan de manera exorbitante. Las redes sociales, por ejemplo, se han convertido cada día más en un sitio inundado por intentos de manipulación y de polarización.

Y no estamos hablando solamente del producto de la creciente insatisfacción de los pobladores del planeta por los resultados desiguales de la globalización. Ahora, el mayor peligro son las noticias falsas (fake news) propagadas por profesionales y organizaciones tecnológicamente muy potentes. 101_INFOGRAFIA_Las noticias falsas en las redes- la realidad copy

Hoy, en el mundo, 55% de la población tiene acceso a Internet, es decir 7,600 millones de personas, de las cuales 3,200 millones son usuarios activos de las redes sociales. En nuestro país, pese a la ausencia de esfuerzos estructurados de parte de sus gobiernos a todos los niveles, 60% de su población tiene acceso a la red de redes y 53% son usuarios de las redes sociales.

Sin discusión, Internet y las redes sociales son la nueva arena pública del mundo y de México. De ahí el interés por buscar influir a cualquier precio, tanto en los mercados como en los comportamientos y hasta en las preferencias políticas de quienes habitan el mundo digital.

Las noticias falsas, también llamadas la muerte de la verdad o el inicio de la posverdad, ha sido un artilugio usado a través de toda la historia humana, principalmente para fines bélicos y de dominación de los pueblos. En la era de la información y el conocimiento, tal vez su mayor impacto se dio con el fenómeno del Brexit y sus desconcertantes resultados, y ha llegado a su notoriedad con la campaña del presidente actual de Estados Unidos, Donald Trump.

El crecimiento de plano digital y su dominio sobre los medios tradicionales de comunicación, viejo espacio de las mentiras masivas, ha exponenciado su impacto y riesgos. Hoy, nadie confía en nadie, y la verdad vale a veces menos que una mentira narrada de manera atractiva y emotiva. Así andamos.

Mucho tiene que ver el hecho del crecimiento de las noticias falsas en los últimos años por la forma despreocupada y de prisa con que leemos lo que aparece en las redes sociales. Si las notas que nos llegan son de los temas de nuestro interés y apelan a nuestro punto de vista de manera emotiva con un título atractivo, muchas veces, sin siquiera pensarlo, las compartimos. Hemos perdido la conciencia de analizar lo que consumimos en las redes sociales y las consecuencias que implica ser transmisores de noticias falsas.

De acuerdo con un estudio de Parametría, los mexicanos somos grandes consumidores de noticias falsas. Así, 40% de los mexicanos reconocen que han tenido contacto con noticias falsas y 22% acepta que las ha compartido.

Las noticias falsas parecen un fenómeno imparable. Un estudio reciente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), señala varios hallazgos sobre el tema:

  • Las noticias falsas tienen en Twitter su mayor plataforma y se difunden de manera más rápida que las noticias reales.
  • Las narrativas de las noticias falsas tienen 70% más de posibilidades de ser compartidas que las reales.
  • A las noticias reales les cuesta seis veces más tiempo para llegar a un núcleo de 1,500 usuarios de la red que las noticias falsas. Y toman velocidades de reproducción 20 veces mayores que las verdades.
  • Los temas más atractivos en las cadenas de compartición de las noticias falsas son, por orden de importancia: política, leyendas urbanas, negocios, terrorismo, ciencia, entretenimiento y desastres naturales (http://news.mit.edu/2018/study-twitter-false-news-travels-faster-true-stories-0308).

En las pasadas elecciones federales de 2018 nació una interesante propuesta para combatir los mensajes falsos o imprecisos de los candidatos, la plataforma se llama Verificado.Mx, que fue una alianza de más de 60 medios de comunicación que ¨cazaban¨ casos probables de noticias falsas, verificaban y comunicaban su resultado.

Este es un buen esfuerzo retomado de otras experiencias exitosas en el mundo. Contribuyó de manera importante a detener la descapitalización de la política. Ojalá estos esfuerzos fueran permanentes y se multiplicaran con rigor y verdadero compromiso con la verdad. Nos urge para detener a una industria creciente de la manipulación y la polarización.