Las ciudades grandes y medianas del mundo, y también las del país, están tomando una nueva dinámica, a partir del crecimiento de la industria del ocio y de la diversión. Esta situación no solo impacta en términos económicos, pues esta nueva industria ya tiene un peso específico y creciente en el mundo de los negocios, sino también en la vida de las ciudades y sus nuevas problemáticas.
Pareciera que hay ahora dos horarios: el día, con sus dinámicas productivas y tradicionales, no ajenos a problemáticas de movilidad y de inseguridad; y la noche, donde la industria del ocio y la diversión atrae a un número creciente de clientes y donde los riesgos se incrementan, principalmente los relacionados con el consumo de alcohol, drogas y el crecimiento de los giros negros.
El diseño de las organizaciones públicas, como la mayoría de las empresas y organizaciones, al menos las mayoría, están diseñadas para los jornadas y los eventos de día. El problema es cuando entra la noche, y la dinámica de la ciudad cambia. ¿Qué hacer ante ello? Algunas de las principales ciudadades, las más progresistas, han empezado a intentar gobernar la dinámica de la noche con la implmentacion de los llamados Alcaldes o Síndicos de la noche. Otros han decidido llamarlos los Mayors de la noche o los Zares de la noche.
Esta nueva e innovadora figura se populariza en el mundo, y ya opera en ciudades como Ámsterdam, Berlín, Milán, Zúrich y Londres. ¿Y qué es esta nueva figura pública? Es un esfuerzo desde la sociedad civil, principalmente de parte de los empresarios ligados a las industrias nocturnas, para implementar un grupo de personas que se dedican a informar a las personas que se divierten en las ciudades sobre cuál es el comportamiento correcto y adecuado.
Son figuras que no tienen autoridad alguna, pero que cumplen una función estratégica, porque además de orientar pueden coordinar esfuerzos entre las empresas y las distintas instancias de los gobiernos locales para atender de la mejor manera los retos de paz y seguridad nocturna de las ciudades.
Esta nueva instancia de apoyo aglutina organismos que suman a todos los sectores implicados para coordinarlos y encontrar juntos soluciones a los problemas y retos de la diversión nocturna, y encontrar un equilibrio con la otra parte de la ciudad que quiere descansar y no amanecer con problemas.
Estamos hablando de una nueva figura, algo así como el administrador de la noche. Parece de juego, pero si analizamos la realidad nocturna, esta nueva propuesta parace muy sensata y necesaria. Los alcaldes de la noche son el nexo entre tres eslabones que hasta la fecha trabajaban separados: los comerciantes de la noche, los que se divierten, las autoridades y los vecinos de las zonas turísticas y comerciales.
La agenda que impulsan los alcaldes de la noche es cómo encontrar soluciones creativas que impulsen la alianza entre la industria nocturna y el turismo, la seguridad de quienes se divierten y de la ciudad, los problemas causados por el ruido y la basura, el diseño de los locales de diversión, y los modelos de negocios que impulsen la incorporación de más beneficiarios.
Los modelos para seleccionar al alcalde de la noche son diferentes en cada lugar. Por ejemplo, en Ámsterdam, esta figura es totalmente independiente de las autoridades y es auspiciada por la industria nocturna. En Milán, esta instancia esta manejada por una OSC, y se elige al responsable a través de una combinación de votos de los residentes y un jurado de expertos que selecciona los perfiles más adecuados para la tarea.
Han sido tan buenos los resultados del alcalde de la noche, que ya hay quienes piensan, tomando en cuenta el crecimiento exponencial y las utilidades que deja la vida nocturna, en la creación de un nuevo modelo de gobierno, algo así como el gobierno nocturno.
Otra vez nos sorprenden los cambios provocados por la creatividad y la innovación al servicio de la solución de problemas no resueltos con los modelos tradicionales. El caso del alcalde la noche está abriendo un interesante debate en materia de la organización del gobierno. Esperemos que pronto nos ofrezcan mejores soluciones ante la evidente obsolescencia del modelo gerencial público.