Ciudades flotantes
Las ciudades se han convertido en el lugar privilegiado de vida para 7 de cada 10 habitantes. A la par de su crecimiento, en las ciudades se han multiplicado los problemas por el desorden en su planeación y administración, así como el consumo exagerado de recursos y sus efectos contaminantes. Estamos llegando en algunos casos a los límites, y hay quienes son pesimistas y pronostican el colapso del modelo urbano en los próximos años.
¿Qué hacer ante ello? ¿Refundar las ciudades? Hay quienes aseguran que es muy complicado refundarlas o reinventarlas. De ahí que nuevas ideas, más disruptivas, están tomando importancia. Es el caso de la propuesta de las ciudades flotantes. ¿Pero qué son las ciudades flotantes? Son espacios físicos, artificiales, flotantes que se crean en el mar para albergar viviendas fuera de los espacios marítimos no reclamados por algún país.
Entre las plataformas de las ciudades flotantes se encuentran buques cruceros, plataformas marinas adpatadas o islas flotantes construidas a la medida. Su estatus jurídico todavía no se ha discutido, pero serían algo así como pequeñas naciones independientes, esto es, ciudades-estados. Solo hay un antecedentes de este nuevo tipo de ¨países¨, que es el Principado de Sealand, asentado en una plataforma marina abandonada, en los límites con Inglaterra.
El aspecto jurídico de independencia de este tipo de nuevos asentamientos humanos, han sido utilizados en algunos casos para causas específicas, como el caso de Women on Weves, que permiten la practica de abortos en buques hospitales en zonas marítimas no exclusivas.
Las ciudades flotantes tiene un planteamiento muy simple: plataformas que flotan en aguas internacionales que tienen gobiernos propios y esquemas de autosustentabilidad. Es darse la oportunidad de rediseñar desde el inicio nuevas comunidades que corrijan los errores cometidos y se funden en principios de sostenibilidad medioambiental, nuevos esquemas de equilibrio social, económico y político. Es darle rienda suelta a la creatividad y la innovación para desarrollar nuevas sociedades, que pueden ser laboratorios para crear nuevos modelos de comunidad que después pueden ser exportados a las ciudades tradicionales.
Para el impulso de las ciudades flotantes se creó el Seasteading Institute con sede en San Francisco, California, que integra a empresas, académicos, investigadores y gobiernos para modelar el concepto.
¿Y cómo sería una ciudad flotante? El Seasteading Institute tiene un modelo llamado ¨Artisanopolis¨ con las siguientes características que nos acercan al concepto de las ciudades flotantes:
Son un conjunto de plataformas que flotan sobre las aguas del mar, donde cada una de ellas podrán moverse por barcos remolcadores hacia diferentes lugares y unirse entre sí para crear enormes formaciones sobre el mar.
Se basarán en un un modelo autosostenible que contarán con domos hidropónicos para cultivar y cosechar sus propios alimentos y desalinizadores para potabilizar el agua.
Los residuos orgánicos serán recolectados por buques cisterna y trasladados a una zona de compostaje externa, y todo lo demás será reciclado.
Utilizarán energía solar y eólica.
Tendrán un gran muro rompeolas para protegerla ante los fuertes vientos y olas que puedan ponerla en peligro.
Desde el punto de vista urbano, el modelo de ciudades flotantes considera 4 bloques o secciones:
Residencial: 2,100 metros cuadrados por bloque, con 9 unidades familiares.
Industrial: 8,600 metros cuadrados por bloque para incorporar invernaderos, producción de agua y comida, producción de biodiésel apartir de algas, centros de datos, industrias de manufactura ligera, procesamiento de pescado.
Comercial: 5,000 metros cuadrados por bloque: servicios bancarios, call centers, investigación y desarrollo, comercio minorista.
Comunidad: 9,450 metros cuadrados por bloque: esparcimiento y turismo, servicios educativos y de salud, gobierno.
Los objetivos que buscan las ciudades flotantes son muy ambiciosos: combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad; la autosustentabilidad ambiental, social y económica, y crear nuevos modelos de comunidad.
Este nuevo modelo de comunidad es una buena oportunidad para desarrollar nuevas soluciones a problemas no resueltos que siguen creciendo y atentan contra el futuro de todos. Otra vez la innovación nos invita a pensar más allá de lo tradicional y atrevernos a imaginar nuevas ideas y estrategias. Es tiempo de darle una oportunidad a la innovación.