Aunque muchos vean con escepticismo los grandes cambios que provocará la tecnología en el futuro y crean que su llegada está a muchos años todavía de nuestra realidad, los distintos expertos y visionarios ya predicen grandes disrupciones en diferentes industrias y estilos de vida en los próximos 5 o 10 años.
Y las nuevas tecnologías ya nos han demostrado con hechos cómo irrumpen en la escena y destruyen emporios en poco tiempo. Los casos de Kodak, Blockbuster, Nokia y Olivetti son ejemplos contundentes. Las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología obliga a todos los jugadores a reinventarse constantemente e innovar en sus productos, servicios y modelos de negocios.
Pero estos procesos de cambio, ¿se acelerarán en el futuro? Muchos creemos que así será y que vamos a vivir una próxima década de grandes cambios.
Hablemos de algunos casos en concreto para poder entender mejor. Recientemente en una entrevista el director general de Daimler Benz, el poderoso consorcio automovilístico alemán reconoció que sus competidores ya no son las otras compañías fabricantes de vehículos como Ford, Toyota, Honda o General Motors; sino que ahora tienen que enfrentar a las grandes compañías tecnológicas, además de Tesla, el principal fabricante de autos eléctricos.
¿Y de dónde viene esta importante conclusión? Del hecho de que el software dominará prácticamente a todas las industrias en los próximos años. Y ofrece algunas evidencias. La mayor compañía de taxis en el mundo, Uber, no posee un solo vehículo. Su éxito está basado en la explotación de una plataforma digital que aprovecha capacidades ociosas de transporte privado y los ofrece a los demandantes de dichas capacidades. Y lo mismo sucede en la industria del alojamiento con Airbnb: sin un solo activo es el mayor oferente de espacios de alojamiento del mundo.
Otra disrupción por llegar en el mercado será la llegada a las calles de los vehículos autónomos no tripulados. Su masificación pondrá en predicamento la utilidad de tener en propiedad un automóvil, pues habrá grandes posibilidades de transportación a precios muy asequibles, con servicios personalizados para cada ocasión y con total seguridad.
Pero el auto no tripulado también tendrá importantes implicaciones en materia de otros sistemas de transporte y en la infraestructura pública. Los vehículos autónomos ofrecerán grandes capacidades y cobertura de transporte, sometiendo a presión la utilidad de los trenes, por ejemplo, que requieren de grandes inversiones en infraestructura.
El transporte en las ciudades será organizado de manera más eficiente a través de programas especializados e inteligentes, que le darán mayor eficiencia al uso de las calles y eliminarán la necesidad de los estacionamientos públicos. ¿Se imaginan lo que podríamos hacer si dejáramos de necesitar estos espacios? Este sería un sueño para muchos urbanistas.
Los automóviles autónomos también tendría repercusiones importantes en materia de consumo de combustibles al cambiar a la electricidad, en la baja sensible en la contaminación ambiental, en la desaparición del modelo actual de negocios de la industria de los seguros al reducirse casi a cero los accidentes, al no haber necesidad de policías de tránsito y demás. ¿Se lo imaginan?
Cambios similares se vienen en materia de salud, en la industria inmobiliaria con la flexibilización de la propiedad, en la construcción con la impresión en 3D, en la desaparición de las profesiones tradicionales que serán suplidas por programas más efectivos (abogados, asesores financieros y de seguros, jueces, etc.).
Se avizora un mundo de cambios acelerados. Por ello la importancia de limpiar la agenda pública de México y empezar el debate de cómo enfrentar con éxito las disrupciones que vienen. El debate del futuro, sin demagogias ni promesas fáciles. El mundo no nos esperará, pese a que nuestros políticos, los tradicionales, crean que todo se puede arreglar con un buen acuerdo y mucha palabrería y trabas.