Manipulación en las redes sociales
Estamos inmersos en un mundo crecientemente digital. Hay 3,773 millones de personas conectadas a Internet, lo que representa casi el 50% de la población total. De este total, 2,511 millones usan regularmente las redes sociales: 1 de cada 3 habitantes del planeta, 7 de cada 10 internautas. Este nuevo mundo que ha facilitado el acceso al conocimiento y a las oportunidades a los habitantes del siglo XXI, también se ha convertido, desafortunadamente, en un espacio también de grandes riesgos. Retrata a la especie humana, con sus bondades y miserias.
Hace algunos días fuimos testigos del ciberataque más grande de la historia que afectó a 150 países y a más de 200,000 empresas e instituciones públicas. Algo preocupante y desafiante para este mundo incipientemente digital. Sin embargo, hay un riesgo todavía mayor: la manipulación que contamina cada vez más las plataformas sociales.
A este peligroso fenómeno, ligado a las noticias falsas (fake news), algunos lo denominan la posverdad: una época en la historia de la humanidad donde las mentiras pueden ser más creíbles que la propia verdad, gracias a la manipulación emocional de los participantes del universo social digital.
En esa línea, hay quienes hablan de nuevos riesgos asociados a estrategias internacionales para la manipulación científica de los internautas. Aseguran que se trata de técnicas ligadas al concepto de ¨control reflexivo¨, creadas por la antigua Unión Soviética y heredadas por el actual gobierno de Rusia. Como demostración de este complot, hablan de dos acontecimientos recientes donde se utilizaron estas técnicas de manipulación y que pueden cambiar la historia del mundo democrático occidental: el Brexit del Reino Unido y la elección presidencial de Estados Unidos.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea es un duro golpe a uno de los bloques políticos y económicos más importantes de occidente. Numerosos académicos y expertos siguen estudiando el resultado del Brexit, sin encontrar razones racionales del voto que decidió la salida. La conclusión más socorrida es un estado de ánimo que ¨contaminó¨ la decisión, esto es, una potencial manipulación a gran escala.
De manera similar se piensa del caso de la elección de Donald Trump, un candidato que, según el portal www.polifact.com, mintió en 70% de sus mensajes en redes sociales durante la campaña presidencial estadounidense y aún así triunfó.
Pero, ¿de qué se trata la técnica del ¨control reflexivo¨? Esta técnica de los años setentas busca usar la información para manipular, ofreciendo verdades a medias en temas emocionalmente sensibles y de débil defensa racional para influir a los públicos objetivo a tomar determinadas decisiones. La base es localizar el eslabón más débil en el sistema de creencias colectivas y explotarlo a través de argumentos morales y tácticas psicológicas. ¿Qué componentes tiene esta técnica? Parte del estudio de temas emocionales para identificar los eslabones débiles en el imaginario colectivo, de la creación de recursos informativos y de comunicación que contienen elementos emocionales muy poderosos de manipulación (noticias falsas), que terminan de ser interpretadas por los receptores y tomadas como verdades que se comparten con grupos de personas afines a su pensamiento.
En el caso de la reciente elección presidencial de Estados Unidos, los defensores de esta teoría, usan como ejemplo el episodio del desmayo de Hillary Clinton como ejemplo de propagación de noticias falsas de su precaria salud, que minó un momento determinante de su campaña donde había iniciado su despegue en las preferencias.
Creíble o no, es una hipótesis que va ganando terreno para explicar decisiones no racionales de los participantes en las redes sociales. Si esto fuera cierto, en México tenemos un grave riesgo de cara al proceso de la elección presidencial de 2018. Tenemos 70 millones de internautas, donde 63 millones se declaran participantes regulares de las redes sociales, y donde 9 de cada diez se informan por esta vía sobre los procesos electorales.
Internet y las redes sociales siguen siendo un espacio en constante transformación, cuyos alcances y consecuencias nadie puede todavía alcanzar a entender con claridad. No hay que creer, ni dejar de creer. Lo único cierto es que es un tema de profundo ¨sospechosismo¨ que no podemos descartar en México que se presente en el próximo año electoral.