El uso de la tecnología en los asuntos públicos
La distancia entre los gobiernos y sus ciudadanos cada día incrementa la desconfianza y disminuye la credibilidad de las autoridades públicas. Pareciera un divorcio donde el único que pierde es el ciudadano.
El ciudadano deposita la confianza a través del voto, aporta recursos por medio de los impuestos, participa dando su opinión sobre los servicios públicos que recibe y propone soluciones a los temas públicos. A cambio de ello recibe poco: somos ignorados por los gobiernos, recibimos deficientes servicios públicos –caros y malos-, atestiguamos continuos escándalos de corrupción, nadie nos rinde verdaderamente cuentas de las promesas hechas y los recursos aportados. Todo ello ha afectado nuestra calidad de vida, y el ambiente social y de negocios.
Pero, ¿qué hacer para modificar este estado de cosas? Parece que la solución se encuentra en una mayor y más efectiva participación ciudadana en el desarrollo de planes, ejecución y supervisión de políticas públicas, evaluación de resultados y revisión del uso transparente y honesto de los recursos. ¿Y cómo hacerlo? ¿Cómo llevarlo a la práctica ante la falta de mecanismos efectivos de control de los gobiernos? La respuesta parece que viene desde la tecnología con el uso de plataformas que sumen, consoliden y hagan efectiva la influencia de los ciudadanos sobre los gobernantes.
El reto es convertir la frustración y el enojo en construcción de respuestas que den mejores resultados. Hay que identificar nuevas fórmulas para aprovechar e incrementar el valor público de la participación de los ciudadanos.
Y ya hay casos de éxito que pueden animarnos a recorrer este camino. Aquí algunos buenos ejemplos de aplicaciones en español para participar con resultados en los asuntos públicos.
Appgree. Esta plataforma permite registrar diferentes ideas y propuestas de interés ciudadano e incorporar todas las opiniones que se aporten y, a partir de un algoritmo, permite identificar la opinión más apoyada. Aquí se incentiva el diálogo y el consenso, ya sea entre diez personas o un millón.
Votapp. Es una aplicación para mostrar el acuerdo o desacuerdo con los temas públicos de la comunidad. Acerca a los ciudadanos con los funcionarios públicos y los dirigentes políticos. Permite a los usuarios registrados ser consultados sobre diferentes temas públicos para que los dirigentes públicos conozcan de manera fácil y rápida la opinión de los miembros de la comunidad. Aquí se tiene por meta eliminar el pretexto de los gobiernos de que no escuchan a sus gobernados.
CityCop. Esta herramienta uruguaya es un mapa de riesgos elaborado con las denuncias y advertencias de los ciudadanos sobre hechos o riesgos de seguridad para advertir a otros usuarios. El usuario de este GPS social define sus zonas de interés y puede tener un mapa actualizado de robos a personas, vehículos, casas o comercios, personas sospechosas, homicidios, actos vandálicos, denuncia de lugares de venta de droga y lugares de acoso sexual o de riesgos de violación, con información de lo que sucedió, la fecha y hora exacta del suceso.
Barrios Activos. Esta herramienta argentina está basada en un mapa interactivo donde los vecinos participan y generan reportes sobre el estado de la infraestructura y los servicios públicos, y de los hechos relevantes para la comunidad. Aquí se persigue activar a los vecinos en el conocimiento de su entorno para generar colaboración. Las categorías que aborda esta app son transporte, espacios verdes, seguridad, pavimento, mobiliario urbano, protección animal y servicios públicos. La dinámica es compartir las preocupaciones y generar el mayor apoyo posible a las mismas para que se conviertan los problemas en soluciones.
Dilo Aquí. Esta aplicación elaborada por Transparencia Venezuela permite denunciar casos en que los ciudadanos son víctimas o testigos de algún acto de corrupción. Aquí se puede denunciar en el momento el acto indebido y dar seguimiento de su denuncia sin que se conozca la identidad del denunciante.
La confianza es la moneda pública. Se gana con mucho esfuerzos y consistencia, y se pierde muy rápido. Por ello no basta con tener buenas intenciones. Los modelos tradicionales de administración pública están ya agotados, no dan resultados y son muy costosos y porosos a la corrupción. Hay que innovar con nuevos modelos, donde los ciudadanos sean incorporados en las decisiones y en la evaluación de los resultados.
Es tiempo de desarrollar nuevas y mejores fórmulas para tratar lo público para crear mayor valor público. Es aquí donde la tecnología puede ser un buen medio, porque permite sumar y ordenar la participación ciudadana y desarrollar un nuevo y más productivo diálogo con los gobiernos. Hoy, la tecnología nos puede dar una oportunidad para recuperar la confianza en lo público, las instituciones y hacer mejores comunidades, con mayor diálogo e interacción entre lo público y lo ciudadano.