Las históricas elecciones del pasado 06 de junio, por la cantidad de cargos de representación en disputa y las condiciones atípicas en que se efectuaron (pandemia, violencia y acoso gubernamental), nos siguen dando elementos para el análisis. Un tema relevante es el crecimiento de la representación de las mujeres en los diferentes espacios de elección.

¿En qué contexto se dio el proceso electoral en materia de género? Aquí algunas referencias. De acuerdo al censo 2020 del INEGI, 51.2% del total de la población son mujeres. La legislación electoral obligó a los partidos políticos a ser paritarios en la distribución de sus candidaturas. Los datos del INE reflejan que el 55.4% de las candidaturas a las diputaciones federales por mayoría fueron mujeres y 50.5% por representación proporcional.

En el caso de las gubernaturas, fue 42.9%, las diputaciones locales por mayoría fueron 52.7% y por representación proporcional 51%. En las presidencias municipales ocuparon 49.3% de las candidaturas. Así, del total de las candidaturas en juego en este proceso 2021, las mujeres obtuvieron 51.5% de las candidaturas.

Los resultados del proceso electoral también demuestran el avance de las mujeres en la representación política nacional y local. Del total de las diputaciones federales de mayoría, 49.6% fueron ganadas por mujeres. En cuanto a las gubernaturas, ganaron en seis estados. Sumadas con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y descontando el fin de su período de la gobernadora de Sonora, vamos a tener el máximo histórico de gobernadoras con 7.

Algo destacable es el caso de la Ciudad de México, pues habrá 8 alcaldesas y 8 alcaldes.

Considero que aunque falta por avanzar, las candidaturas y los triunfos logrados por las mujeres son avances en la representación política del país. Es evidente que quedan varios temas pendientes.

Algo que me preocupa es la agenda de las mujeres. En la escena política y mediática tienen mayor peso las corrientes progresistas extremas, con agendas muy definidas como la legalización del aborto y del matrimonio igualitario, por ejemplo. Pero no necesariamente es la agenda prioritaria de la mayoría de las mujeres del país.

La encuesta de El Financiero, publicada el 08 de marzo por motivo del Día Internacional de la Mujer, nos arroja algunas luces de las diferencias en la agenda de la mujer, desde su propia perspectiva: mientras 55% ven avances en el tema de la mujer en el país, 33% consideran que no lo ha habido y 9% que hay retrocesos; en equidad de género, 51% ven avances, 37% no los ven y 10% consideran que hay retrocesos; y en cuanto al derecho al aborto, 45% está de acuerdo y 51% en desacuerdo.

 

Un reto importante, a partir de los espacios de representación ganados, es tener una agenda compartida que considere al menos eliminar desigualdades de todo tipo que padecen, promover la igualdad de oportunidades, garantizar el pleno acceso y disfrute de sus derechos, eliminar todo tipo de violencias e impulsar su empoderamiento.

Por otro lado, sería conveniente evitar que los grupos feministas extremistas se adueñan de la agenda para someterla a sus objetivos políticos y continuar con un enfrentamiento contra el hombre que, aunque justificado en algunos casos, no corresponde a lo que la mayoría pensamos. Somos más quienes queremos la igualdad de la mujer y disfrutar de sus talentos, sensibilidad e inteligencia.

Termino con una frase de John Legend, cantante estadounidense: “Todos los hombres deberían ser feministas. Si los hombres se preocupan por los derechos de las mujeres, el mundo será un mejor lugar. Somos mejores cuando las mujeres están empoderadas: esto conlleva a una mejor sociedad”.