De acuerdo con una encuesta reciente de Consulta Mitosfky, el porcentaje de la población mexicana que considera que lo que más le preocupa es el rumbo de la economía, subió del 53 al 60% entre febrero de 2013 y febrero de 2014.

Los bajos salarios, el desempleo, la inflación, el alza a los impuestos y el bajo crecimiento son los temas que más inquietan a la población, desplazando a la inseguridad.

No es casualidad que la economía tenga este nivel de prioridad para las familias mexicanas. En la segunda quincena de febrero la inflación se ubicó en 4.26%, por arriba de los pronósticos. Los mayores incrementos en el índice de precios al consumidor fueron en alimentos y bebidas, y en frutas y verduras.

Los hogares mexicanos destinan el 34% de sus ingresos a la compra de alimentos, y el 10% de los hogares más pobres el 52%, así el tema del alza de los precios de los productos de la canasta básica impacta de manera directa los niveles de pobreza y carencias de la población.

Dice Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, que la inflación anual se mantendrá por debajo del 4% en lo que resta del año o fluctuando alrededor de ese nivel. Preocupa que México tiene una enorme dependencia con respecto a la importación de productos agrícolas: 26% del maíz, 75% del arroz, 98% de la soya y 52% del trigo que se consumen en el país, son importados.

Además hay alta volatilidad de los precios de los alimentos en el mercado internacional. La FAO afirma que la tendencia a la baja de los precios que se había observado desde 1970 se ha roto, y desde 2006 se observa una continuada tendencia a la alza.

¿Qué pasa con el empleo? Este sexenio arrancó con un déficit de 10 millones de empleos formales (acumulados entre 1995 y 2013) producto del raquítico crecimiento económico de 2.5% de promedio anual en este periodo. La apuesta del gobierno de Peña Nieto está depositada en el impacto de las reformas estructurales y el mejoramiento del entorno económico internacional. Sin embargo, las señales no son del todo positivas.

Luis Videgaray sigue sosteniendo que la economía mexicana crecerá 3.9% este año; en contrario Banorte-IXE, con base a un mal arranque para el primer bimestre de este año, pronostica un 2.7%; otros menos pesimistas, como Consultores Internacionales, habla de un crecimiento entre 2.9 y 3.4%, pero lo cierto es que nadie comparte el optimismo del Secretario de Hacienda.

Por otro lado, el agudo choque político que ya se avizora en la discusión y eventual aprobación de las leyes secundarias de las reformas energética y de telecomunicaciones, las más significativas en el marco de los cambios estructurales propuestos por Peña Nieto, y la alta probabilidad de que terminen por imponerse los poderes fácticos y los intereses de la partidocracia sobre el interés nacional, han reducido las expectativas sobre el impacto positivo que estas reformas pudieran tener en el crecimiento económico del país.

El Barómetro de Confianza de Edelman (www.edelman.com), uno de los mejores estudios para pulsar los niveles de certeza en liderazgos públicos, revela que entre 2013 y 2014 la confianza de los mexicanos más informados (con mayor nivel de acceso a medios de comunicación, escolaridad e ingreso) con respecto al gobierno se redujo de 41 a 28%.

Consulta Mitofsky reporta, por otro lado, que entre diciembre de 2012 y febrero de 2014 la aprobación al gobierno de Peña Nieto cayó del 54 al 47%. Siete puntos porcentuales son muchos considerando el despliegue mediático de esta administración.

Se acabó la luna de miel. El gobierno ya se gastó el bono generado por el frenético arranque de sexenio y el Pacto por México. Los mexicanos, ahora, exigen resultados concretos y ante ello veremos de qué está hecho el nuevo PRI y su presidente.