En mi pasada colaboración abordé este tema, y hoy regreso con nuevos datos, reflexiones y propuestas. ¿Por qué insisto en la importancia de los emprendedores? Porque éstos representan una renovada mentalidad para la generación de nuevos negocios con base en nuevas ideas y el uso intensivo de la tecnología. Son la oportunidad para jugar con éxito en un mundo más competido y con nuevas reglas.
En un comparativo de los valores y conductas que caracterizan a los emprendedores versus los “administradores”, es decir los representantes del viejo modelo en las empresas y en los gobiernos, encontramos diferencias notables.
Los emprendedores buscan activamente aprovechar las oportunidades, son capaces de poner en riesgo su seguridad económica y personal en aras de innovar, están motivados por un sentido de autonomía y por la lógica del reconocimiento y las utilidades financieras, tienen un horizonte de largo plazo, asumen sus errores como un resultado normal de su quehacer y como una zona de mejora continua. Son visionarios, arriesgados, autodisciplinados, persistentes, soñadores, tenaces.
Los “administradores”, en cambio, son conservadores, esperan premios por minimizar riesgos y evitar el fracaso, y tienen una mirada de corto plazo. Son negociadores, realistas, obedientes, orientan su labor a metas rígidas. Cuando alguien los saca de su zona de confort, se vuelven profundamente inseguros.
De acuerdo con el reporte 2011 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un proyecto de investigación de la London Business School y el Babson College, que hoy abarca a 54 países, existen en el mundo 165 millones de jóvenes emprendedores entre 18 y 35 años; 69 millones ofrecen productos y servicios innovadores; de ellos, 18 millones venden por lo menos el 25% en mercados internacionales.
El GEM evalúa la relación que existe entre el contexto de instituciones sociales, políticas y culturales de un país, y el efecto que éste tiene sobre la actividad emprendedora ¿En qué lugar se encuentra México?
Me voy a concentrar tan sólo en un indicador, en la “intención de emprender”, donde México tiene un 24%, lo que contrasta con el 46% de Chile, 56% de Colombia, 38% de Perú, 42% de Argelia, las tasas más altas a nivel mundial, por encima de las que muestran naciones altamente desarrolladas como Estados Unidos (11%) o Suecia (10%). ¿Por qué indicadores más altos en países con notables rezagos económicos y sociales?
Porque en esos países existe una poderosa expectativa de movilidad social, de progreso económico de la población joven con base en sus talentos e iniciativas emprendedoras ante un contexto claramente desfavorable relacionado con la falta de empleos formales bien pagados para los profesionales con algún grado de estudios.
Por ejemplo, en España la crisis y su impacto en el desempleo juvenil, que alcanza casi 60%, ha obligado a los jóvenes a voltear la vista hacia el desarrollo de proyectos que les den ingresos, prestigio y relevancia social.
Es el caso de Javier Agüera fundador de Geeksphone. En 2009, con 16 años, fue el primero en Europa en fabricar teléfonos con sistema Android. Ahora ha decidido fabricar telefónos inteligentes basados en un nuevo sistema operativo denominado Firefox OS, que compite contra Android y IOS (Apple). Se trata de celulares de alta capacidad a precios accesibles. La clave: el apoyo del gobierno español a través del Programa de Emprendedores Mundial, que financia proyectos innovadores.
En México necesitamos impulsar de manera decidida a los emprendedores, no sólo inculcando una cultura emprendedora como componente central y filosofía de todo el sistema educativo público y privado, sino acompañando también los esfuerzos e iniciativas de los jóvenes creadores con mecanismos gubernamentales eficaces y transparentes de fomento y financiamiento.
Sólo así abriremos puertas al impulso emprendedor para cambiar el perfil competitivo del país.