El derecho elemental de la alimentación sigue siendo una esperanza para millones de personas en la actualidad. Las cifras han mejorado, pero de manera marginal. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO), en 2016 había todavía 815 millones de personas con un problema de subalimentación crónica, esto es, que no logran tener tres comidas al día y además lo que consumen es deficiente en nutrientes. Aunque las cifras han mejorado de los 900 millones existentes en el año 2000.
Los mayores problemas de alimentación los tenemos en la África subsahariana, Asia sudoriental y Asia occidental, y con los niños, pues ¨la prevalencia de desnutrición infantil crónica bajó del 29.5% al 22.9% entre 2005 y 2016, aunque todavía hay 155 millones de niños menores de cinco años afectados por este trastorno¨, de acuerdo con la FAO.
También aparace un tercer gran problema: la inocuidad de los alimentos. La mala calidad de los alimentos transmiten una significativa cantidad de enfermedades a quienes los consumen, principalmente en el caso de los niños. Dos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reflejan los problemas de inocuidad: el 40% de los niños menores de 5 años sufren enfermedades atribuibles a los alimentos, provocando 125,000 muertes anuales; y al año se enferman 550 millones de personas y mueren 230,000 por infecciones diarréicas.
Y como contradicción al fenómeno del hambre y la desnutrición, tenemos el crecimiento de la malnutrición con su mayores exponentes, el sobrepeso y la obesidad, que afectan a una gran parte del mundo desarrollado. Tenemos los dos extremos de una misma realidad.
Es aquí donde nace una oportunidad para la tecnología y la innovación. ¿Cómo resolver el problema del hambre y la mala nutrición en el mundo? Las primeras respuestas tienen que ver con mejorar y controlar la producción de alimentos, a través de las computadoras de alimentos; y los nuevos modelos de producción de comidas procesadas, basadas en la tecnología de impresión 3D.
La ciencia ha tenido grandes avances al entender cuáles son las condiciones adecuadas que requiere la agricultura para ofrecer resultados óptimos. Así, ha iniciado una proceso de respuestas que empiezan con la mejora genética de las semillas que producen alimentos, eliminando riesgos de plagas y enfermedades y mejorando la productividad de los cultivos. Pero también se tienen avances en el control del ambiente de producción, a través de sensores que logran darle seguimiento a la humedad, temperatura y dinámica de crecimiento, para proveer oportunamente a las plantas de las condiciones para su mejor crecimiento.
Es así como han empezado a proliferar las computadoras de alimentos, que son cerebros que captan la información de los cultivos controlados, los proveen de los satisfactores en el momento adecuado y toman las decisiones correctas para su óptimo crecimiento. Estas computadoras cuentan con sensores y brazos robóticos. Estos dispositivo pueden ser ahora usados en granjas personalizadas en nuestras casas para la producción en sitio de los alimentos que requerimos. En pequeños espacios podremos producir la variedad y cantidad adecuadas de alimentos. Y no solo estamos hablando de plantas, también produciremos carne por medio de la manipulación y cultivo de células madres de los animales.
Los insumos que nos darán la producción en casa serán procesados a través de impresoras 3D creadas para ello. Algo que resulta difícil de creer para algunos, ya es un sistema común desde hace años. Es el mismo método industrial para la panificación para crear a través de la mezcla de harinas, aceites, grasas y demás ingredientes, de los panes que consumimos. O el caso de los embutidos, que por medio de la mezcla de diferentes ingredientes nos ofrecen alimento en nuestros refrigeradores.
Así, tendremos una serie de ingredientes ya procesados y listos para usar como insumos en las impresoras 3D de alimentos, que los combinarán con base en una receta que puede ser del mejor chef del mundo. No solamente obtendremos beneficios en materia de ahorro y sabor, sino que serán alimentos libres de enfermedades y adaptables a los requerimientos del comensal: blandos para el caso de quienes tienen problemas con la dentadura o específicos para aquellos con algún tipo de padecimiento, como el caso de la diabetes.
Ya está en marcha una nueva revolución alimentaria que puede terminar con los problemas de hambre y mala nutrición en el mundo. Vemos otro caso donde la innovación y la tecnología dan respuestas a viejos retos. El único reto no resuelto hasta ahora es la ambición de quienes piensan que éstos adelantos deben de producirles muchas ganancias y limitan su llegada a quienes los necesitan.