Elegir un presidente virtual
Los malos resultados de los políticos son obvios y cada vez causan mayor irritación social, hasta llegar al ¨malestar social¨, como definió este sentimiento de frustración e impotencia ciudadana el Presidente Peña Nieto. Los diversos estudios de opinión pública capturan este sentimiento social negativo hacia lo público. Según el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México 2015, que elabora el Instituto Nacional Electoral, uno de cada tres mexicanos no confía nada en el gobierno federal, ni en su estado, ni en su municipio; y cuatro de cada diez tampoco confía nada en los partidos políticos y los diputados. ¿Más claro?
Frente a la crisis de confianza y credibilidad de las autoridades ante sus escasos resultados y los altos costos de su actuación, la pregunta es: ¿qué podemos hacer para remediar esta situación y tener dirigentes honestos, capaces y efectivos? Yo les tengo una alternativa: elegir un presidente virtual basado en la inteligencia artificial (IA). ¿Qué les parece, descabellado?
Los avances en materia de cómputo, nuevos lenguajes de programación, conectividad y protocolos de comunicación han logrado potenciar la inteligencia artificial. A través del uso de algoritmos secuenciados de manera ordenada se han podido desarrollar capacidades crecientes y efectivas para identificar y resolver problemas.
Esta herramienta tecnológica imita y perfecciona procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Se han logrado grandes avances con ella: automatizar ciudades y fábricas distribuidas a lo largo del mundo, ahorrar grandes cantidades de energía, mejorar el combate al crimen, “volver inteligentes” a los artefactos de una casa para hacerla más cómoda, eficiente y segura. Incluso esta tecnología está a punto de conectar el cerebro directamente con las máquinas.
La inteligencia artificial (IA) no tiene límites. ¿Y si se desarrolla un robot para dirigir a nuestro país para hacernos felices y resolver nuestros problemas con respeto a las leyes y los derechos humanos? Imaginemos los beneficios:
- Visión y planeación de largo plazo. A través de la inteligencia artificial podríamos generar una visión estructurada y compartida a largo plazo de país a partir de hacer válidas nuestras oportunidades, planeando los pasos para lograrla y con la disciplina necesaria. Eliminaríamos los sesgos, los intereses y los privilegios de grupo. En el mapa de ruta nacional sólo existiría lo que contribuye al beneficio de todos.
- Respeto al estado de derecho y eliminación de la corrupción. Se acabarían los titubeos y arreglos para hacer cumplir la leyes en México. A través de la aplicación de la inteligencia artificial se aplicarían las leyes sin distingo ni presión alguna. Se aseguraría el uso honesto de los recursos públicos a través de su correcta asignación, monitoreo de su uso y evaluación. Usaríamos la inteligencia para detectar y castigar cualquier desvío, sin importar el nivel o importancia política del infractor.
- Gobiernos sensibles y en contacto permanente con sus ciudadanos. Todos los mexicanos estaríamos conectados, enterados de las decisiones públicas y consultados. Tendríamos la oportunidad de opinar, proponer y criticar para corregir. Se haría de manera pública, sin castigos ni presiones, pero siempre en búsqueda de acuerdos y consensos para seguir creciendo como país. Se respetarían los derechos de las mayorías y las minorías. Avanzaríamos juntos, sin pretextos ni sabotajes.
- Manejo efectivo de las oportunidades y los presupuestos. Tendríamos claro cuáles son las oportunidades que tenemos como país, cómo capitalizarlas y asignaríamos los presupuestos públicos de manera congruente con ello. Dejaríamos atrás las negociaciones partidistas, las presiones políticas y las decisiones sin sustento. Podríamos evaluar resultados y aprender, eliminar el gasto improductivo y mejorar la eficiencia del gasto público. Ya no habría discrecionalidad, ni “moches”.
¿Difícil de creer que podamos tener un presidente basado en inteligencia virtual? No lo creo. Me parece que es más difícil seguir tolerando los malos resultados públicos, las injusticias y la desigualdad que azota a México. Para caminar, podríamos empezar exigiendo más ciencia en la planeación, operación, monitoreo y evaluación de los gobiernos. Ya existen sistemas informáticos que han demostrada su eficacia. Lo que sí es cierto, es que lo los ciudadanos debemos de exigirlo de manera más decidida y contundente, porque los políticos ni ven, ni oyen, y, por lo visto, ni aprenden.