Cerebro digital
La Inteligencia Artificial (IA) avanza a pasos agigantados. Lo mismo automatiza fábricas distribuidas a lo largo del mundo, generando ahorros y garantizando la planeación perfecta de la producción, que “vuelve inteligentes” a los artefactos de una casa para hacerla más cómoda, eficiente y segura. La IA ya no tiene límites.
Ahora, la IA se ha propuesto un nuevo reto: conectar el cerebro directamente con las máquinas. Diferentes especialistas y expertos en ramas de la tecnología y la neurología están empeñados en crear una interface, una conexión directa cerebro-máquina, para supervisar, mejorar y potenciar nuestro cerebro humano.
Y no se trata sólo de creación de IA a través de las nuevas y crecientes capacidades de cómputo. Sin embargo, se piensa que una vía “artificial” ofrecerá en no más de una década capacidades de procesamiento similares a las de nuestro cerebro, mismas que tendrán un costo de mercado de alrededor de $1,500 dólares. Fascinante.
Pero la interface cerebro-máquina va más allá. Se propone unir al cerebro las capacidades de cómputo para que se integren como un todo. De esta manera, el motor del centro nervioso se potenciará con capacidades ilimitadas de procesamiento; pero también el cerebro puede ser conectado a las máquinas de cómputo para mejorarlo, corrigiendo sus problemas y organizándolo mejor. Incluso hay quienes piensan que podría transferirse este órgano totalmente a una máquina y así lograr la inmortalidad, porque no sólo se transferirían nuestros recuerdos, sino también nuestra conciencia. Esto ya no es un relato de ciencia ficción, ya está en proceso de lograrse.
¿Pero qué beneficios tendrían la conexión cerebro-máquina? Aunque no terminan todavía de determinarse en su totalidad, entre los ya identificados se encuentran:
- Corregir enfermedades mentales. Al tener contacto directo con los recursos y emociones del cerebro, podrían corregirse enfermedades provocadas por desórdenes y afectaciones mentales como parálisis, Parkinson, depresión, Alzheimer, esquizofrenia, dislexia, entre otras.
- Hacer más eficiente el pensamiento. Al tener forma de organizar mejor el cerebro humano, podrían eliminarse los vicios o desviaciones de los procesos mentales para asegurar mayores resultados. También podría “cargarse” a este órgano información adicional; estaríamos acercándonos a lo que se puede denominar como la “era del conocimiento perfecto”.
- Automatizar el uso de la tecnología. Una vez que haya comunicación directa del cerebro con las máquinas, ello permitiría que hubiera un dominio cerebral de los diferentes artefactos tecnológicos a través de una especie de telepatía operativa.
Si bien los avances de la IA son impresionantes, todavía faltan muchas respuestas. Por ejemplo, es un gran reto la creación de algoritmos que nos permitan interpretar correctamente las interacciones de los 86 mil millones de neuronas del cerebro. Parece fácil, pero este es un desafío nunca antes abordado por la tecnología.
Hay quienes aseguran que la conexión cerebro-máquina y la transferencia del órgano de raciocinio e inteligencia de los vertebrados a una máquina puede romper el concepto de los humanos y abrir puertas muy peligrosas asociadas al transhumanismo. Cierto o no, el proceso ya inició. Urge que nuestros filósofos y científicos sociales encuentren respuestas a muchas interrogantes que ya se abren. De ello dependerá la promesa de tener un mejor futuro con el uso adecuado de la tecnología o la destrucción del ser humano y su reemplazo por las máquinas.