En octubre arranca formalmente la contienda electoral de 2021, la más grande de la historia política de México por el número de cargos que estarán en juego: 15 gubernaturas, 500 diputados federales, 1,924 alcaldes, 1,063 diputados locales; en total, se elegirán 21,368 funcionarios públicos y participarán 95 millones de ciudadanos que acudirán a las urnas para hacer efectivo su derecho al voto. En Sonora elegimos Gobernador, Presidentes Municipales, Diputados Locales y Federales.
Morena tratará de avanzar en la conquista de los territorios locales; sin embargo, el objetivo central de la 4T será mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, algo vital para la supervivencia de su proyecto de poder.
¿Cuáles son las condicionantes que marcarán el contexto político? ¿cómo llegará AMLO a esta importante cita? ¿qué pasará con Morena y con la oposición?.
Analicemos en primer lugar lo que está sucediendo con los niveles de popularidad de López Obrador, algo sumamente importante tomando en cuenta que es el gran generador de votos para Morena.
A través de un hábil manejo de la comunicación política que le ha permitido dominar la agenda pública, AMLO ha conseguido mantenerse en niveles de aprobación del 50%, a pesar de que los mexicanos califican negativamente el desempeño de su gobierno en las principales áreas (economía, salud, seguridad, corrupción). ¿Cómo explicar esta disonancia?.
AMLO aparece a los ojos del ciudadano medio como un político que se mueve a ras del suelo, bien intencionado, sincero, comprometido con un cambio verdadero; que se conduce con sencillez, que viaja en aerolíneas comerciales, austero (su reciente gira a EU costó 18 veces menos que la de Peña Nieto).
Es un mago de los símbolos, genera percepciones que muchas veces sustituyen a la realidad; sin embargo, esto lo logra de manera cuestionada por muchos analistas que lo señalan porque viola un principio fundamental de la ética política que es el apego a la verdad.
SPIN, Taller de Comunicación Política, quien se ha enfocado al análisis de las conferencias mañaneras (AMLO ha dado 413 en 18 meses de gobierno) ha contabilizado cerca de 30 mil aseveraciones del Presidente que no son comprobables, no se pueden verificar o son francamente falsas (Trump lleva 20 mil en tres años y medio, según The Washington Post).
Su fortaleza retórica es indudable; sin embargo, si la crisis sanitaria no se controla y se sigue agravando, si se profundiza el deterioro de la economía y el empleo, si crece la pobreza y la inseguridad se mantiene en niveles inmanejables, tarde o temprano, la insatisfacción social por la falta de resultados, habrá de alcanzarlo. Y, lo cierto, es que no hay forma de que Morena gane elecciones sin el arrastre de AMLO.
En el frente de los partidos destaca el desfondamiento electoral de Morena, cuya intención de voto para 2021 ronda el 18%, muy lejos del 46% de abril de 2019 (Alejandro Moreno, encuesta El Financiero). Morena no ha logrado construir una clara identidad con el Presidente que le permita capitalizar su popularidad ni consolidarse como un auténtico partido; sigue sumido en graves conflictos internos; su sector radical atemoriza a muchos votantes.
El proceso 2021 estará lleno de factores inciertos: 6 de cada 10 potenciales electores están indecisos indicando, con ello, el predominio de una alta volatilidad; entrarán nuevos partidos a la arena política modificando las coordenadas de la competencia electoral.
Un estudio de opinión revela que 34% de los mexicanos estaría dispuesto a votar por una coalición contra Morena, mientras que el 33% lo haría por el partido de AMLO (El Financiero), lo que revela que la oposición no está políticamente derrotada.
Una oposición unida, que tienda lazos con la ciudadanía para forjar una amplia coalición en defensa de la democracia contra la concentración del poder, el derecho a la salud y por la recuperación económica incluyente; capaz de crear una contra-narrativa al Presidente que permita superar la polarización, genere confianza y esperanza; que esté a la altura del momento y proponga alternativas viables, atractivas y concretas a los grandes problemas del país; una oposición como esa, puede llegar a marcar la diferencia.
Esa oposición posee, además, una importante fortaleza: a sus filas pertenecen 27 de los 32 gobernadores que hay en el país, una poderosa fuerza política conformada por estrategas y operadores electorales a nivel local.
El horizonte hacia el 2021 está abierto, no hay vencedores ni perdedores a priori. Y en esto consiste el quid de la democracia: es la institucionalización de la incertidumbre, es la posibilidad de que el ciudadano elija a sus autoridades más allá de verdades absolutas. La democracia es un espacio de libertad.