Vivimos en un mundo más consciente del deterioro al medio ambiente que ha traído consigo el crecimiento de las diferentes industrias para atender un creciente consumo de productos de diferente índole, particularmente de los alimentos.
Hoy en día existe una preocupación por la sostenibilidad de la cadena alimentaria, desde la provisión de luz solar hasta las emisiones de gases de los animales como el ganado vacuno. Los datos son preocupantes: la ganadería representa 18% de todas las emisiones de efecto invernadero, utiliza 70% de todas las tierras cultivables y 46% de toda la producción agrícola para alimento; además se espera un aumento de 73% en la demanda mundial de productos cárnicos para 2050.
Por ello se buscan nuevos métodos para producir carne dando sostenibilidad a la cadena alimentaria, mediante el hackeo el sistema natural a través de la “carne cultivada”.
La carne cultivada es diferente a la carne sintética o carne de origen vegetal. Esta carne se hace a partir del uso de células animales, biológicamente similar a la carne de origen animal. Su proceso inicia con el uso de células musculares de un animal, que se “alimentan con una mezcla de nutrientes y factores de crecimiento naturales para que se multipliquen, diferencien y luego crezcan para formar tejido muscular, de la misma manera que el músculo crece dentro del cuerpo de los animales”.
¿De dónde parte este nuevo modelo de producir carne cultivada? De la tecnología denominada OPTi-OX, que originalmente se creó para la medicina de los seres humanos. Fue creada por científicos de la Universidad de Cambridge y el Wellcome Trust Sanger Institute. El objetivo de esta nueva tecnología es “simplificar la producción de células cerebrales y musculares humanas, lo que permite generar millones de células funcionales en pocos días. Las células madre pluripotentes humanas son ‘células maestras’ que tienen la capacidad de convertirse en casi cualquier tipo de tejido, incluidas las células cerebrales. Tienen un enorme potencial para estudiar el desarrollo humano y el impacto de enfermedades, como el cáncer, el Alzheimer, la esclerosis múltiple y las enfermedades del corazón”.
Una de las grandes ventajas de esta nueva tecnología es que puede reducir el tiempo de producción de células cerebrales de nueve a 12 meses y de tres a 20 semanas, a partir del uso de una célula madre pluripotente inducida, esto es, un célula madre reprogramada.
El tema de la carne cultivada no es nuevo. En 1931 Winston Churchill predijo que la se consumiría carne cultivada en laboratorio para la década de los años 80. Además, estos nuevos desarrollos tecnológicos responden a los retos alimenticios que se presentan en el futuro próximo. Se prevé que habrá entre 9,000 y 10,000 millones de nuevos consumidores en 2050.
También la carne cultivada tiene ventajas ecológicas. Según el productor de carne limpia, Mosa Meats, “el proceso de carne cultivada requiere 99% menos de tierra y un 96% menos de agua que la agricultura ganadera, y un informe de 2018 del Good Food Institute indica que el consumo exclusivo de carne cultivada podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 74% a 87% versus la carne tradicional”.
Y parece ser que al consumir carne tienes disposición a comer la cultivada: “Una encuesta global elaborada en 2019, financiada por el Animal Advocacy Research Fund, reveló que 29.8% de los consumidores estadounidenses, 59.3% de los consumidores chinos y 48.7% de los indios estarían muy/extremadamente dispuestos a comprar carne a base de células de manera regular.
No cabe duda que el mundo está cambiando y nos trae consigo nuevos retos, mismos que son atendidos con nuevos enfoques y nuevas tecnologías. Es aquí donde nos invita la tecnología a ser optimistas de esperar un mejor mundo con nuevas y mejores respuestas, más sustentables.