El crecimiento del consumo de drogas ha venido creciendo de manera sostenida y preocupante en los últimas décadas, atrapando a niños y jóvenes principalmente, pero también al resto de la sociedad. Las drogas invaden nuestras calles, escuelas y centros de diversión. Cada vez hay más, son más baratas y fáciles de conseguir, con mayor poder adictivo y con mayores trastornos para quienes las consumen.
No es un tema privativo de México, es una triste realidad mundial. De acuerdo al Informe Mundial Sobre las Drogas 2018 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 275 millones de personas en todo el mundo, 5.6% del total de los habitantes entre los 15 y los 64 años que habitan el planeta, consumió drogas en al menos una ocasión en 2016. Pero hay más datos preocupantes: 31 millones de personas que las consumen padecen trastornos derivados de ello, lo que significa que esa ingesta es perjudicial hasta el punto de que podrían necesitar tratamiento; y 13.8 millones de jóvenes de 15 y 16 años consumieron mariguana en 2017.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 fallecieron aproximadamente 450,000 personas a consecuencia del consumo de drogas (https://www.unodc.org/wdr2018/prelaunch/WDR18_ExSum_Spanish.pdf).
En México, el consumo de drogas es un tema crítico. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017 señala que entre la población entre los 12 y 65 años de edad: 10.3% ha consumido alguna droga en el transcurso de su vida, 2.9% lo hizo en el último año (2.5 millones) y 1.5% en el último mes, y la edad de inicio de consumo de drogas es de 17.8 años (hombres 17.7 y mujeres 18.2 años) (https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/234856/CONSUMO_DE_DROGAS.pdf).
Para vencer este cáncer que se expande por todo el mundo, la tecnología prueba una solución: la estimulación cerebral profunda (ECP). Esta opción consiste en una cirugía para “implantar un dispositivo que actúa como un tipo de marcapasos para el cerebro, que estimula eléctricamente las áreas específicas. En lugar de destruir irreversiblemente las células cerebrales (destruían sitios específicos del cerebro), que era el tratamiento usado anteriormente en China, los dispositivos permiten intervenciones que, en teoría, son reversibles”. (http://www.unamglobal.unam.mx/?p=64824).
Esta nueva tecnología también se usa para tratar otras afecciones mentales como distonía, epilepsia, temblor esencial, trastorno obsesivo compulsivo y enfermedad de Parkinson.
Adicionalmente se experimenta para tratar más enfermedades como dolor crónico, demencia, depresión mayor, esclerosis múltiple, recuperación de un accidente cerebrovascular, lesión traumática cerebral, entre otras.
Cabe mencionar que del ECP en algunos casos ya ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) Estados Unidos, para el caso de personas que no pueden controlar sus síntomas con medicamentos. Esta agencia autorizó un ensayo clínico de esta tecnología en West Virginia para la adicción a opioides (https://www.mayoclinic.org/es-es/tests-procedures/deep-brain stimulation/about/pac-20384562).
El primer ensayo controlado clínicamente de ECP para la adicción a la metanfetamina se practica en el Hospital Ruijin de Shanghai, China, con también ensayos para la adicción a opioides. El resultado a la fecha ha sido muy positivo, pues el paciente asegura a que el ECP le ayuda a negarse al consumo de las drogas (http://www.unamglobal.unam.mx/?p=64824).
Ya vemos cómo la tecnología es también una ayuda para vencer el terrible problema del consumo de drogas. En México, el gobierno federal acaba de anunciar una estrategia nacional para el combate de las adicciones, que considera tres pilares: educación y habilidades para la vida; prevención, promoción y rehabilitación de la salud mental; y comunicación y la información. Una buena noticia sin duda, en un momento que urge tener resultados en la lucha por una vida más sana y saludable.