La revolución de la conducción autónoma no sólo considera a los automóviles, también se trabaja en llevar esta innovación al transporte de carga, a los aviones y a los barcos, entre otras áreas. Lo que apunta esta revolución autónoma es a que todas las máquinas de transporte terminarán por ser autónomas más temprano que tarde, con grandes impactos económicos y en materia de seguridad.
Este es el caso de la automatización de los barcos. Se espera que los primeros navíos autónomos, ya sin condiciones de prueba o restricciones, empiecen a funcionar en el 2020. Y vaya que traerá consigo todo una revolución, pues según la Naciones Unidas, 90% del comercio mundial se realiza por mar. En 2013 se transportaron 10.3 mil millones de toneladas de productos por vía marítima a todo el mundo. Sólo en Estados Unidos, según el Servicio Oceánico Nacional de Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de dicho país, los barcos transportaron $1.5 billones de dólares en mercancías en 2016.
Las 325 compañías navieras más importantes del mundo tuvieron en 2016 un ingreso conjunto de $10 mil millones de dólares (https://motherboard.vice.com/en_us/article/ne95qm/autonomous-boats-will-be-here-before-self-driving-cars).
Hay que mencionar que la transportación marítima no solo es relevante para el comercio mundial, también juega un papel destacado en la industria eólica, la exploración en aguas profundas de petróleo y gas, en la pesca y la investigación climática.
Las principales ventajas de los barcos autónomos serían en materia de seguridad: evitar las colisiones, minimizar el impacto de los climas severos, mejor visibilidad y la reducción de los riesgos en caso de existir una tripulación. También se ganaría en confianza a través de la resolución más eficiente de problemas técnicos al tratarse por especialistas a distancia de todo el mundo, la detección temprana de riesgos o alarmas, el mantenimiento predictivo, mejorar el diseño de las embarcaciones al simplificarlo y el mantenimiento centralizado y automatizado.
Los mayores impactos se esperan en materia de eficiencia por medio de una sensible reducción del consumo de combustibles, la optimización del uso de los puertos marítimos y sus infraestructuras, la optimización de rutas en tiempo real y la mejora en toda la cadena energética del sistema de los barcos (https://www.dma.dk/Vaekst/autonomeskibe/Documents/Henriette%20H.%20Thygesen%20Svitser%20-%20Keynote%20for%20DMA%20website.pdf).
Además es posible que se obtengan algunas ventajas adicionales de la conducción autónoma de los barcos, como aprovechar el espacio que actualmente se tiene destinado para la tripulación humana, comida, medicamentos y equipos de sobrevivencia, para incrementar el espacio para la carga de mercancías. De igual manera se piensa que se reducirán sustancialmente los riesgos de choques o accidentes por errores humanos de cálculo o apreciación (https://www.sintef.no/globalassets/project/hfc/documents/4-safe-autonomy-or.pdf).
Pero hay quienes creen que la automatización de la conducción de los barcos tiene aspectos negativos. Una reciente encuesta, realizada a 1,000 profesionales marítimos del sindicato Nautiliuis International, concluye que 85% de los consultados considera que los barcos autónomos representan una amenaza para la seguridad en el mar ante los potenciales problemas por fallas en los equipos y en la seguridad y la imposibilidad de tratarlos de manera oportuno por la ausencia de tripulación humana.
Otro de los aspectos negativos es el riesgo de la piratería informática. Se conocen ya de casos donde los intrusos han podido controlar los sistemas de navegación de los barcos para quedarse con la embarcación o la carga (https://www.allianzebroker.co.uk/news-and-insight/news/the-threats-and-opportunities-of-autonomous-ships.html).
La innovación en el transporte se esta masificando, empezando con el uso de la conducción autónoma. Aunque los automóviles han llamado más la atención, los avances en materia de las embarcaciones marítimas nos hablan de un nuevo mundo del transporte a la vuelta de la esquina. Pronto veremos una transformación estructural en el comercio internacional, impulsada principalmente por la reducción de costos y tiempos de los trayectos. Vamos a vivir una gran revolución de la logística mundial de las mercancías.