Ha llegado el momento decisivo. Concluyeron las campañas políticas y hemos entrado a un periodo de reflexión que nos permitirá tomar una decisión con respecto a quién confiaremos nuestro voto para los distintos cargos de elección popular que estarán en juego el próximo domingo.
Se disputarán 18 mil 299 cargos: 629 federales (Presidente de la República, 128 senadurías y 500 diputaciones) y 17 mil 670 locales (9 gubernaturas, 972 diputaciones locales, 1 mil 612 ayuntamientos y alcaldías, 12 mil 13 regidurías, 1 mil 664 sindicaturas, entre otros). Nunca antes, en la historia política del país se había realizado una elección de esta envergadura.
En Sonora dos millones de electores y en Hermosillo 598 mil, podrán elegir presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, senadores de la República y Presidente de la República.
En el país hay registrados 89 millones de electores, de los cuales 15 millones que tienen entre 18 y 24 años de edad votarán por primera vez por Presidente de la República. Estos jóvenes son una gran fuerza de cambio y su sufragio será decisivo para determinar la conformación de los poderes públicos.
Se estima que la participación a nivel nacional rondará entre el 65 y el 70%, o sea entre 58 y 62 millones de mexicanos acudirán a las urnas a cumplir con su deber cívico. De cumplirse este pronóstico, sería la segunda elección más importante por el porcentaje de votantes, sólo superada por la de 1994, que alcanzó 77%. 1994 fue un año crítico por la rebelión indígena zapatista en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu, una intensa crisis económica, la gente estaba ansiosa de expresar su confianza en las instituciones y en la conservación de la paz pública, la manera fue saliendo a votar de forma masiva.
Esta vez esperamos que los electores acudan entusiasmados por la convicción de son ellos los protagonistas centrales del proceso, motivados por la información que recibieron a través de casi 23 millones de spots, de muy diversa calidad, es cierto, pero que permitieron conocer cuál es la visión de los distintos partidos y candidatos y cuáles sus propuestas para resolver los problemas que más preocupan a la sociedad. A ello abonaron también los debates entre candidatos a diferentes niveles de gobierno, marcadamente los tres debates entre aquellos que aspiran al máximo cargo político del país, la Presidencia de la República, y los miles de espacios que los medios de comunicación dedicaron al análisis de las plataformas y propuestas en medios impresos y electrónicos. Un esfuerzo al que yo me sumé a través de esta columna buscando impulsar la reflexión y el debate plural y abierto. Espero haberlo logrado querido lector.
La logística que exigirá el proceso electoral del próximo domingo es impresionante: se instalarán en todo el país 156 mil 800 casillas electorales, que serán atendidas por 1.4 millones de ciudadanos debidamente capacitados.
A partir de las 8 de la noche –aproximadamente- dispondremos de datos sobre las tendencias provenientes de las encuestas de salida (exit poll). Sin embargo, los números más confiables y precisos de la elección presidencial los habrá de proporcionar el propio Presidente del INE, Lorenzo Córdova, entre las 22 o 23 horas con base en el conteo rápido que aplicará dicho Instituto a partir de una mega muestra de 7 mil 700 casillas, estadísticamente tan robusta que nos dará “una tendencia irreversible”, según el propio funcionario.
Todos esperamos que así suceda porque los vacíos de información serían llenados como siempre ocurre, con la autoproclamación de victorias por parte de los candidatos y la sospecha de manipulación y de fraude, lo que abonaría a la desconfianza en la limpieza y legitimidad del proceso.
En medio de candidatos que proclaman su triunfo irreversible y llaman a votar parejo para ganar la mayoría en el Congreso de la Unión; de otros que garantizan estar en segundo lugar y que convocan al voto útil para alcanzar y derrotar al puntero; de encuestas que no han logrado identificar por quién se van a inclinar la mitad o más de los electores; de redes sociales plagadas de bots (robots) para simular simpatías; de una polarización social que se refleja en insultos y agresiones entre simpatizantes, mi anhelo es que tengamos una jornada pacífica y que los actores políticos, pero también los ciudadanos, estén a la altura de las circunstancias.
Salgamos a votar para que ésta sea una jornada democráticamente ejemplar y para que, quien gane, cuente con el consenso necesario para conducir al país con liderazgo, pero también con un claro mandato ciudadano. Votar nos dará a los ciudadanos la autoridad moral para luego exigir la rendición de cuentas a las autoridades electas.
A votar, todos a votar, porque quejarse después de nada servirá.