La nanotecnología y los nuevos materiales van a revolucionar la vida del hombre en los siguientes años. Todos los días se dan a conocer nuevos materiales y sus aplicaciones que resuelven de manera más efectiva viejos problemas en las diversas áreas del quehacer humano, desde la electrónica, la computación, la tecnología celular y la medicina, por mencionar algunas.
Gran parte de éstos avances se debe al desarrollo de la Nanotecnología. Esta ciencia emergente de gran impacto, de acuerdo con Wikipedia, trata de ¨manipular en forma precisa los átomos y moléculas para la fabricación de productos a microescala. Es común el uso de la forma plural de “nanotecnologías” así como “tecnologías de nanoescala” para referirse al amplio rango de investigaciones y aplicaciones cuyo tema en común es su tamaño¨. Para decirlo de manera coloquial, la nanotecnología es la ciencia de ganar efectividad reduciendo el tamaño de la solución a niveles microscópicos.
Materia prima de la nanotecnología es el uso de nuevos materiales que constantemente se descubren o redescubren nuevas aplicaciones de los ya conocidos. Este es el caso del grafeno, también conocida como ¨la sustancia de Dios¨. La misma fuente, Wikipedia, nos dice que el grafeno es ¨una sustancia compuesta por carbono puro, con átomos dispuestos en un patrón regular hexagonal, similar al grafito. Una lámina de un átomo de espesor es unas 200 veces más resistente que el acero actual más fuerte, siendo su densidad más o menos la misma que la de la fibra de carbono, y unas cinco veces más ligero que el aluminio. Una lámina de 1 metro cuadrado pesa tan solo 0.77 gramos¨.
¿Y a qué viene hablar de la nanotecnología y del grafeno? Pues resulta que recientemente se han dado a conocer nuevas aplicaciones que van a revolucionar el mundo. Algunas de los usos y aportaciones del grafeno van a ser:
Energía ilimitada. Una de las aplicaciones que más llaman la atención es el uso de este material para reducir los tiempos de carga de las baterías de energía eléctrica de vehículos y celulares. Hay quienes aseguran incluso que puede darse el caso que dichas baterías solo requieran de una carga y nunca mas requieran recargarse.
Combate del cáncer. Diversas investigaciones de universidades y centros de investigación importantes del mundo, apuntan al uso del grafeno como una sustancia altamente efectiva para combatir las células cancerosas en el cuerpo humano y para la regeneración de células de órganos dañados.
Ropa ultraresistente. Con el grafeno se podrían crear fibras para desarrollar ropa ultraligera, pero con un blindaje superior a lo actualmente conocido. En vez de chalecos contra balas y trajes especiales, con tejidos del grosor de la ropa interior actual se ganaría más protección y total flexibilidad.
Desalinización del agua. Ya se encuentran en fase final la experimentación de usar el grafeno para filtrar la sal de las aguas de mar yconvertirlas en potables. Su uso implicaría un proceso más rápido, efectivo y de bajo costo. Sin duda, una solución urgente frente a los problemas actuales de falta del vital líquido de las grandes ciudades.
Pintura interactiva. La aplicación del grafeno en la pintura de edificios y casas permitirá reacciones de la misma que muestren lugares de la superficie donde hay daños estructurales. Será un nueva manera de identificar riesgos de manera segura y oportuna.
Más allá de la importancia creciente en los próximos años del grafeno, quiero destacar que nuestro país tiene empresas, centros de investigación e investigadores que estudian este material. Es el caso de la joven Diana Quiroz, estudiante de Mecatrónica en el Tecnológico de la Laguna, quien ha sido invitada por los organizadores de los Premios Nobel de Suecia, para que hable de sus investigaciones del uso del grafeno para el combate al cáncer a través de la regeneración de células humanas.
Nos da doble gusto hablar de un material innovador que puede cambiarnos la vida y también del talento de una joven mexicana, Diana Quiroz, que es reconocida a nivel mundial por sus investigaciones. Todo ello demuestra que México sí puede ser parte de la nueva economía del conocimiento, tenemos con qué y con quién, como bien lo refleja el caso de Diana. Solo falta apostarle con mayor determinación a la innovación en la agenda nacional.