Nuevos escenarios 2018
Los escenarios hacia el 2018 están cambiando radicalmente.
PRD y PAN siguen trabajando en la consolidación de un Frente Amplio Opositor que, hasta el momento, parece ir caminando. Queda claro que conciliar ideologías y valores políticos y culturales que, de inicio, parecen muy distantes, será complicado. A ello hay que sumarle las divisiones por los grupos internos de ambos partidos. Pero a ambas fuerzas, una ligada a la izquierda, otra a la centro-derecha democrática, las une el propósito de cambiar el sistema político de una buena vez, sacar al PRI del gobierno y construir una alternativa a la propuesta populista de López Obrador.
La clave de su éxito radicará en dos elementos: primero, forjar un nuevo proyecto de Nación que proponga soluciones reales, viables, convincentes, a los grandes problemas que tanto preocupan a los ciudadanos: la inseguridad, la descomposición del tejido social, la corrupción y la pobreza, el uso patrimonialista del poder; y, por otro lado, encontrar un candidato suficientemente atractivo, Su reto es no sólo poner los reflectores en los focos rojos de la gestión de Peña Nieto, sino también de arrancarle a Morena su principal capital político, el eje de su narrativa: la crítica de la profunda opacidad que ha caracterizado al gobierno actual, el discurso de la recuperación de la ética en el ejercicio de la política como solución a los grandes males nacionales.
La propuesta de López Obrador de terminar con la corrupción para purificar la vida pública y mejorar la eficacia gubernamental, deja preguntas muy importantes que contestarle a los mexicanos: ¿Dónde queda el tema de los equilibrios macroeconómicos, de la relación con el mundo global, de la compleja convivencia con los Estados Unidos, del combate a la violencia y las profundas asimetrías sociales?
La ventaja del líder de Morena es la existencia de una enorme masa de ciudadanos exentos de información, acostumbrados a la política como espectáculo, atrapados por el rumor de las redes sociales y el mal humor social. El populismo se alimenta de la desilusión ante los escasos resultados de la democracia. Entonces, la obligación es responderle con una democracia más eficaz, con más y mejor democracia, lo que implica entre otras cosas un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.
Así parece haberlo entendido el PRI, que en su reciente asamblea nacional ha acordado cambios que no son menores: romper candados para abrirse a candidaturas ciudadanas, garantizar la postulación de candidatos con solvencia moral. Es algo que no podría obviarse, después de los casos de gobernadores corruptos que han dañado estructuralmente la imagen del partido.
Se equivocan quienes piensan que el PRI está muerto. Si los priístas logran vender bien su nueva imagen y programa político, emanados de su reciente asamblea nacional, se convertirán en un partido muy competitivo (hoy, en todas las encuestas, se van al tercer lugar en las intenciones de voto para 2018). El PRI es la fuerza política con mayor presencia a nivel territorial; está en el imaginario social de millones de mexicanos.
Manlio Fabio Beltrones, uno de los escasos ingenieros políticos del PRI, ha planteado, incluso, la posibilidad de conformar gobiernos de coalición ante lo que resulta ya una certeza: ninguno de los partidos o alianzas políticas que contenderán por el 2018, podrá obtener más de un tercio de los votos.
Esta opción para la conformación del Ejecutivo, que ya está establecida en la Constitución como parte de la reforma electoral de 2014, deja abierta la posibilidad de que el Presidente que entrará en funciones el 1 de diciembre de 2018, pueda optar por un gobierno de coalición coaligado con uno o varios de los partidos representados en el Congreso. Se trata de garantizar la eficacia en el ejercicio de gobierno, se trata de convertir a las mayorías en fuerza de cambio y darle utilidad a la democracia.
Se están conformando tres polos muy claros para el 2018: la alianza opositora PAN-PRD – donde Ricardo Anaya, el líder de Acción Nacional, despunta como una opción muy viable por su juventud y carisma-, Morena, y un PRI modernizado que ahora podría postular a la presidencia a personajes como José Antonio Meade, actual Secretario de Hacienda; José Narro, Secretario de Salud, o Aurelio Nuño, Titular de la SEP.
¿Qué nos proponen a nosotros, los ciudadanos, que estamos tan descantados de la política? Informémonos, discutamos, analicemos. Está en juego el país. El futuro de nuestros hijos, ni más ni menos.