Cambios (urgentes) en la educación
La acelerada transformación impuesta por el uso intensivo de las nuevas tecnologías y la innovación provocan un corto circuito en la educación. Y todo ello parte de una pregunta clave: ¿para qué futuro está preparando la educación a nuestros jóvenes? Pareciera que nadie lo tiene claro, ni los países desarrollados, y menos los países en desarrollo como el nuestro. Entonces, ¿qué clase de porvenir les vamos a ofrecer a nuestros niños y jóvenes?, ¿cómo vamos a competir frente a los nuevos paradigmas que la tecnología y la innovación crean? Estamos frente a un riesgo de alcances mayores. Veamos.
De acuerdo a Raya Bidshahri, cofundadora de Optimismo Inteligente, un movimiento de medios de comunicación social que sirve para entusiasmar a la gente sobre el futuro de una manera racional, en un artículo que escribe para Singularity Hub, “nuestro actual sistema no es apto”. Y agrega datos que nos dejan fríos: “según un informe del Foro Económico Mundial de 2016, 65% de los niños que comienza la escuela se encontrará en la etapa adulta con trabajos que no existen hoy. De acuerdo con McKinsey, la tecnología podría automatizar 45% de los trabajos pagados actualmente”.
Agrega Bidshahri, “los trabajos del futuro que requieren habilidades de orden superior, tales como la creatividad, la inteligencia emocional y el pensamiento analítico, son más difíciles de automatizar y son más propensos a quedarse más tiempo. Los sistemas educativos simplemente no han seguido el ritmo de la naturaleza cambiante de la mano de obra y la necesidad del siglo XXI”. Contundente y alarmante.
Sin embargo, hay quienes no se han quedado de brazos cruzados y ya impulsan cambios e innovaciones en sus sistemas educativos. Destacan los siguientes:
- Nuevos enfoques. Aquí hay de todo, desde el modelo de Corea del Sur intensivo en clases para sus alumnos, basado en el paradigma de que el éxito no es un tema de talento sino de trabajo; hasta el modelo de Finlandia que apuesta por menos tiempo de clases y más tiempo de experiencias extra curricular, donde parten de la idea de que la adquisición del conocimiento es una experiencia de vida.
También destaca el modelo de Holanda, basado en el uso intensivo de la tecnología y la libertad de aprendizaje a partir de las prioridades establecidas por los alumnos con la guía de sus maestros. Los alumnos utilizan las nuevas tecnologías y los contenidos multimedia para aprender a su ritmo y con base a sus intereses, usando intensivamente la tecnología para la colaboración y comunicación. - Aulas digitales. Con el apoyo de la tecnología, se abre el acceso al conocimiento. Ahora hay una gran producción de nuevas piezas de conocimiento, más atractivas y flexibles para su consumo, como es el caso de los MOOCS, que son cursos abiertos en línea. El crecimiento de los MOOCS ha sido exponencial: en 2016 se tenían 60 millones de estudiantes inscritos en cursos en línea. Las principales universidades del mundo han sido los principales promotores de este nuevo modelo de aula digital, abriendo el acceso a todos y abaratando el costo de la educación. Ya hay más de 700 universidades ofreciendo MOOCS en el mundo.
- Colaboración abierta. La tecnología ha roto distancias y obstáculos para desarrollar un mercado cada día más globalizado. Ello también ha sido aprovechado para el aprendizaje. Cada día es más fácil establecer comunicación y colaboración entre iguales alrededor del mundo, en beneficio de los maestros y los alumnos, los investigadores y los expertos. Los nuevos instrumentos que detonarán de manera más fuerte la colaboración en línea serán el creciente número de celulares inteligentes.
Por todo lo anterior, es imperativo reconocer que los cambios acelerados actuales serán más y más frecuentes en el futuro, y que algo tenemos que hacer ya. Por ello, tenemos que debatir de manera abierta y suficiente qué vamos a hacer para adaptar la educación a ello y cómo vamos a proveer de los instrumentos de conocimiento adecuados a nuestros niños y jóvenes. De nada puede servirnos la enorme cantidad de jóvenes con que cuenta México con su bono demográfico, si no tenemos la capacidad de desarrollar su talento en un mundo más complejo y competitivo.
Y mientras tanto en nuestro país, estamos en proceso de implementar mejoras al proceso magisterial y debatimos un modelo de educación ajeno a la vorágine de un mundo globalizado y acelerado. Así como, pues.