Gobernar es un privilegio. Es traducir la confianza de los ciudadanos en bienes públicos. Es utilizar la política como instrumento para mejorar la calidad de vida de la población. Es restaurar la esperanza cuando ésta se ha perdido en el camino. Es cuidar el bono democrático con el que se llega al poder, realizando acciones que benefician, de manera tangible, a la comunidad que se gobierna.
Es, muchas veces, desafiar lo heredado, romper paradigmas, abrir una ventana a lo nuevo. Es, asimismo, demostrar que se cuenta con el liderazgo, la idea y la visión estratégica para no llegar a administrar lo heredado, sino a transformar, a preparar el mañana, el largo y mediano plazos.
Esta semana la gobernadora Claudia Pavlovich presentó su Primer Informe de Gobierno, lo que abre una oportunidad para hacer un balance de los logros y retos de ésta, que es nuestra casa común.
Claudia Pavlovich planteó con claridad las prioridades y ritmos de su administración: “Primero, hacer lo urgente, después lo necesario, y a partir de esa base llevar a Sonora al futuro que aspiramos”. ¿Cómo recibió Sonora? Lo ha expuesto con claridad: “Las cosas no han sido fáciles, la deuda, el abandono, el deterioro en la infraestructura, en los servicios, en la relación entre los ciudadanos y su gobierno, nos planteaban un reto complejo”.
¿Qué tanta simpatía ha despertado entre los ciudadanos su proyecto gubernamental? La gobernadora aparece en las encuestas (Reforma, junio 2016) con un nivel de aprobación a su gestión de parte de los sonorenses de 7.6, algo inusual en medio de la extendida irritación ciudadana contra los liderazgos políticos. Por otro lado, la Encuesta Nacional 2016, un ejercicio profundo del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), indica que el gobierno de Claudia Pavlovich es el segundo ejecutivo estatal mejor calificado del país, y el primero en confianza.
Lanzó la iniciativa de la región económica Sonora-Arizona, que fue recibida con el consenso del sector empresarial local y nacional, una muestra de su visión estratégica para crear un espacio binacional con enorme potencial para competir a nivel global por inversiones en sectores de punta.
El presidente Peña Nieto ha visitado el estado, y también lo han hecho todos los secretarios de Estado y los directores de las principales paraestatales y organismos federales, lo que habla del atractivo que representa Sonora como eje de comunicación de logros gubernamentales.
La gobernadora, en estos primeros doce meses, ha tendido lazos de reconciliación através del diálogo para “reconstruir la unidad en el estado”, y para que no haya “sonorenses del norte contra sonorenses del sur”. Ha hablado con todos, ha buscado acuerdos. Los acuerdos logrados en el Congreso local así lo atestiguan.
Ha abordado con decisión uno de los temas que más preocupan a los sonorenses: la corrupción. Todo el gabinete legal y ampliado presentó públicamente su declaración “3 de 3”, y se ha transparentado la obra pública. Se creó, además, la Fiscalía Anticorrupción. No es casualidad, entonces, que presida la Comisión de Gobiernos Abiertos, Transparencia y Rendición de Cuentas de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), una instancia plural donde confluyen mandatarios estatales de todos los partidos políticos y el único gobernador independiente; sin duda, un gesto de respaldo hacia el compromiso de la gobernadora de hacer un gobierno en “caja de cristal”, a los ojos de todos. Un reto es cumplirlo y en el tiempo.
En medio de un fuerte recorte presupuestal, producto de la difícil situación financiera por la que atraviesa el gobierno federal, la mandataria no se ha cansado de negociar y gestionar para obtener recursos que le permitan llevar a buen puerto sus objetivos en materia de salud, educación, seguridad y justicia. Su proyecto social, en suma.
Sin embargo, la gestión de Pavlovich no está exenta de retos. El oficio de gobernar se demuestra cuando el político es capaz de asumir una actitud autocrítica, de reconocer lo que falta por hacer, de “leer los mensajes escritos en los muros”, como diría Zygmunt Bauman. De entender que la confianza se gana a plazos, pero se pierde de contado.
Y yo tengo la certeza de que nuestra gobernadora es capaz de ir más allá del ruido mediático, de la calificación de las encuestas; de profundizar para identificar los pendientes, que son muchos y muy complejos: la inseguridad que va escalando hacia arriba, producto de la falta de un andamiaje institucional sólido desde el estado hasta las policías municipales; la debilidad de las finanzas estatales ante la endeble capacidad recaudatoria, porque no es posible que con toda la riqueza local que generamos en Sonora, tengamos que depender de las transferencias federales.
Otro desafío es desmantelar a fondo las zonas de opacidad en el quehacer gubernamental y castigar la impunidad en todas sus expresiones. Aplaudimos los logros, pero falta mucho por hacer. Y nuestra gobernadora lo sabe. Ella, tengo la plena convicción, sabrá dar respuestas. Bien por ella. Ahora viene lo más complejo: transformar su liderazgo en eficacia institucional.