Cuando usted esté leyendo esta columna, estimado lector, ya sabremos con cierta claridad quién gobernará a los sonorenses para los próximos seis años. Más allá del dictamen de las urnas, creo que hay una serie de acciones y puntos de una agenda básica de gobierno que el eventual triunfador podría y debería retomar, si desea construir una administración éxitosa y que responda al sentir de la mayoría de la población.
Estos son algunos de los temas que, con sensibilidad, visión y sentido de urgencia, tendrá que abordar el próximo ejecutivo estatal.
1) Superar la enorme desconfianza de los ciudadanos en lo público y lo político. Misma que se ahondó por campañas caracterizadas por un tono de confrontación y descalificación, a partir de acusaciones cruzadas entre los candidatos sobre hechos de opacidad y falta de ética pública. Ello obliga al próximo mandatario a posicionar la transparencia y la rendición de cuentas, ya no como un compromiso, si no como una acción crítica de gobierno.
En las campañas es el tiempo de la retórica como el arte de persuadir, de seducir, a los potenciales votantes. El tiempo de gobernar es radicalmente distinto: es el tiempo de demostrar el núcleo moral, la capacidad de liderazgo, la congruencia. Los sonorenses demandan nuevos arreglos institucionales, diseños gubernamentales, marcos legales; una más efectiva incidencia de la sociedad civil, para evitar que la corrupción sea el signo de nuestra vida pública.
2) Enfrentar el reto de la legitimidad. La pluralidad y la alternancia que hoy predominan en la política sonorense, aunadas al alto nivel de abstencionismo, arrojarán un gobernador que ganará con más de 50% de una votación no mayor a 50%. Esto significa que el próximo mandatario será elegido por tan sólo 25% del total del padrón electoral, y lo obligará a asumir dos retos vitales para una efectiva gobernabilidad: ganarse, convencer, al otro 75% de los electores que no votaron por él, y tender puentes de diálogo y construcción de acuerdos hacia una oposición no sólo agraviada, sino también decidida a bloquear sus iniciativas. Quien quede en segundo lugar, tendrá, perdiendo, entendámoslo, una importante representación en el Congreso local donde se deciden presupuestos y políticas públicas, así como un buen número de alcaldías.
3) Gobernar en un entorno económico adverso. El próximo gobernador se enfrentará a un entorno nacional muy complicado, caracterizado por un bajo crecimiento económico, inestabilidad del mercado cambiario, baja en los ingresos petroleros que implica menores recursos para estados y municipios.
Las finanzas estatales y municipales están deterioradas, lo que obliga a revisar a fondo el modelo de financiamiento local, ya agotado, basado en las participaciones federales. Se requiere de una reingeniería profunda para incrementar los ingresos propios y reducir dramáticamente los gastos de operación. Los sonorenses exigen un gobierno más eficaz, que cueste menos y genere más bienes públicos. Queremos una economía fuerte, líder en atracción de inversiones, para generar más fuentes de trabajo y prosperidad para nuestros conciudadanos.
4) Implementar de manera urgente en nuevo sistema de justicia penal. Quien llegue deberá encaminar al estado hacia el fortalecimiento de la seguridad pública y la procuración de justicia. Existe el imperativo de implementar la nueva reforma penal como cimiento básico de un mejor sistema de impartición de justicia. De ello dependenrá evitar el colapso en la justicia por los tiempos de entrada en vigor del nuevo sistema penal.
Concluidas las elecciones, los sonorenses demandamos resultados. Tenemos la esperanza de que el proceso democrático habrá de generar mejores gobiernos y que los actores políticos, con visión e inteligencia, serán capaces de entenderse más allá de sus diferencias.
Pero el reto mayor está del lado de la ciudadanía, cuya pasividad es el mayor activo de las conductas públicas inadecuadas y perniciosas. Nadie hará los cambios éticos que urgen por nosotros. Ésa, ésa es la base para que nuestra querida Sonora sea más fuerte, más segura y más equitativa.