En el dominante mundo digital hoy en día se ha desatado una guerra sin cuartel por atraer y mantener el mayor tiempo posible la atención de los usuarios de Internet, principalmente de quienes usan sus celulares inteligentes para ello.

En el mundo, de acuerdo con HootSuite, hay 5,220 millones de celulares, 66.6% del total de la población mundial, y de ellos 92% usa estos dispositivos para conectarse a Internet en promedio 3 horas con 39 minutos al día. En México, de acuerdo a la ENDUTIH 2020, recién dada a conocer por el INEGI, hay activos 88.2 millones de celulares, de los cuales 91.8% de usan para tener acceso a Internet.

Consultamos en promedio 150 veces al día nuestras pantallas celulares, desbloqueamos 80 veces nuestros iPhones y los celulares Android 110 veces (https://bbc.in/35Z1EKF). Hay una voragine de información circulando y una ansiedad creciente de los usuarios por conocerla.

Un estudio de UC Irvine asegura que cada vez que nos distraemos en general, nos cuesta 23 minutos volver a enfocar la mente en la labor en la que nos encontrábamos antes de la interrupción. Revisamos nuestro celular un poco más de 200 veces al día, es decir, más o menos cada 4.3 minutos (https://bit.ly/3h36H2Z). Ello se está convirtiendo en un gran problema de productividad personal y organizacional.

Este tamaño de mercado y la ansiedad por tener acceso a la información disponible está creando una nueva economía, la economía de la atención.

“Algunas empresas tecnológicas estaban desesperadas por un nuevo modelo de negocio; se dieron cuenta de que tenían que captar la atención de la gente. Fue un gran cambio en la historia del capitalismo cuando algunas de las más importantes se decantaron por ese modelo”, asegura Tim Wu, especialista en la neutralidad de internet y autor de Los comerciantes de la atención, la lucha épica por entrar en nuestras cabezas.

“La economía de la atención hace referencia a la limitada capacidad de las personas para captar información, de ahí que haya que llevar un filtrado para recibirla y procesarla. Nuestra atención, por tanto, no es infinita. Cada vez tenemos más acceso a más información y, sin embargo, nuestra capacidad de atención no aumenta¨, de acuerdo con Michael Goldhaber, quien hace una comparación de las transacciones de atención como algo similar a las financieras” (https://bit.ly/3xXYNh0).

Las grandes empresas tecnológicas se dieron cuenta que captando la atención de los usuarios de las pantallas conectadas a la red digital ofreciendo cosas gratis, podían captar más la atención para después vender más.

La economía de la atención se basa en que la atención es un bien escaso y por lo tanto tiene un valor de mercado y puede convertirse en dinero (monitizarse).

Sin embargo, la economía de la atención, por su creciente valor y atractivo de negocios, se está volviendo en un problema para los usuarios de las pantallas digitales. Lo atractivo y atrayente de los contenidos nos están haciendo perder el contacto con la realidad, aislarnos y encerrarnos en pequeños mundos ajenos a lo que sucede a nuestro alrededor (https://bit.ly/3vYI8Zf).

Además, la cantidad de información nos está provocando “infoxicación”. Ahora esta resultando que lo escaso no es la información, sino la atención.

También se suma la preocupación del efecto de la cantidad de información que consume un usuario digital, la baja calidad y falsedad de mucha de ella, pues quien la produce busca captar y retener la atención por cualquier medio, lo cual puede afectar los niveles de productividad y desencadenar problemas mayores como la pérdida de autoestima por no poder cumplir tareas y objetivos por las distracciones (https://bit.ly/3w1ouvF).

En fin, bienvenidos a la nueva economía de la atención. Suerte.