Las Big Tech, las grandes empresas tecnológicas que hoy controlan los mercados y el conocimiento, se han transformado en empresas-estado, que todo conocen, todo dominan, todo saben. Poseen el mayor conocimiento de la humanidad y acumulan cada vez mayores cantidades de poder y de dinero. En 2020, en plena crisis por la pandemia, tuvieron ingresos por más de 900,000 millones de dólares y algunos de sus fundadores incrementaron exponencialmente sus ya de por si grandes fortunas (el año pasado Elon Musk -Tesla- y Jeff Bezos -Amazon- ganaron, según The Guardian, 3,000 dólares por segundo) (https://bit.ly/3rdAp82).

Pero la pregunta que muchos se hacen es: a cambio de ello, ¿qué le han dejado a la sociedad? Porque la promesa de creación de riqueza y oportunidades para todos, de democratizar la economía, la información y el poder, se ha quedado rezagada. En cambio, hay continuas acusaciones de que las Big Tech se han dedicado a monopolizar las oportunidades, a bloquear nuevos competidores,  a hacerle el juego a los manipuladores y a acumular un poder fuera de todo control.

Hoy, dominan los mercados y las decisiones las grandes empresas tecnológicas como Google, Facebook, Amazon, Apple y Microsoft. No hay marco legal nacional o internacional que limite su actuación.

Sin embargo, está claro que están fuera de control y bajo un comportamiento solo motivado por la acumulación de más poder y dinero. Crecen los eventos que evidencian la necesidad de limitar su poder: la incitación a la violencia en India, Sri Lanka, Myanmar o Etiopía, o la toma del Capitolio.

Y la gota que derramó el vaso fue la censura a Donald Trump, y la pregunta de si las plataformas tecnológicas tenían el derecho a hacerlo, pues son entes privados que no han sido elegidos ni mandatados para decidir temas públicos desde el ámbito privado.

Llegó el momento de debatir el control, regulación o rediseño del ámbito de actuación de las Big Tech. Un tema pospuesto que ha aumentado la complejidad del problema. Y aquí hay varias posiciones que se analizan en un debate que está dándose en Estados Unidos y la Unión Europea principalmente. Hay dos ámbitos de la discusión: qué hacer para limitar al poder de las grandes empresas tecnológicas y cómo regular sus decisiones.

Respecto a cómo limitar el poder de los grandes jugadores de la tecnología, los consensos hasta ahora van en el sentido de obligarlas a dividirse en varias empresas para que no acumulen tanto poder y conocimiento. Esta propuesta apuesta que al dividirlas y restarles poder en el mercado permitirá que haya espacio para que la competencia y la innovación crezca en beneficio del mercado y de los usuarios.

La segunda postura es que paguen impuestos justos, para distribuir mejor los beneficios que obtienen de explotar la información de todos. Y la tercera propuesta es aplicarles con mayor rigor las leyes antimonopolio, para evitar que concentren demasiado poder, conocimiento y obstruyan la competencia.

Con relación a cómo regular la actuación de las grandes tecnológicas, el debate está entre darles nuevas facultades a entidades regulatorias autónomas creadas por los gobiernos, crear nuevas instancias públicas-privadas o tener marcos regulatorios más estrictos y con mayores castigos.

Este es un debate que empieza a tomar importancia en la agenda de varios países y bloques económicos, que presenta de inicio posiciones extremas, pero que se considera de urgente atención. Las evidencias de los daños y riesgos de haber dejado libre el camino a las grandes empresas y pospuesto este debate son evidentes.

Nadie puede negar los grandes beneficios que ha traído la tecnología y la innovación para todos. Nos permitió impulsar grandes cambios y la competitividad a niveles insospechados, a estar más y mejor comunicados, a aprender más, a expandir los mercados y las oportunidades. En paralelo, le dimos una enorme libertad y nuestra información a las empresas tecnológicas que lo hicieron posible.

Hoy, está claro que han abusado de ello. Por eso estoy convencido que llegó el momento de limitar a las Big Tech, para impulsar una nueva era de crecimiento, basado en la tecnología y el conocimiento con una nueva visión social que traiga consigo más, mejores y más justas oportunidades para todos.