Los gobiernos enfrentan un creciente descontento por sus escasos resultados que se han traducido en enojo social y desconfianza. Los ciudadanos están molestos por los resultados que han quedado por debajo de las expectativas creadas.

Lo público está en graves problemas. Pareciera que las ideas de cambio y renovación se acabaron, y que los nuevos líderes públicos solo alcanzan a ganar elecciones montándose en la frustración y el enojo social, y proponiendo soluciones que apelan a las emociones y a los extremos. Su receta se basa en convencer a todos solo destacando sus derechos y dejar de lado el hablar de sus obligaciones.

Cada día vemos más casos de candidatos populistas de izquierda y derecha que ganan procesos electorales por medio de la polarización y las promesas fáciles, pero poco viables de cumplir.

Hay escasez de nuevas ideas y fórmulas para cambiar y transformar lo público, y una creciente insatisfacción ciudadana que se está convirtiendo en una frustrante participación cívica que no lleva a las soluciones. Vivimos un mal momento para las soluciones basadas en acciones públicas.121_INFOGRAFIA_POLITICAS PUBLICAS

Frente a este panorama, hay quienes apuestan a un nuevo modelo de gobierno a partir de la elaboración de políticas públicas abiertas basadas en la colaboración. Es el caso del Laboratorio de Gobernanza de la Universidad de Nueva York (The Open Policymakig Playbook): que propone algunos procesos de diálogo con el uso de la tecnología para llegar a una mejor gobernanza pública a través de la formulación de políticas públicas abiertas, aprovechando la inteligencia colectiva.

Así, este laboratorio propone considerar cuatro fases: comprensión del problema, desarrollo de soluciones, redacción adecuada y evaluación de calidad.

  • Fase 1: Comprensión del problema. Ejemplifican con el caso de Taiwan (Taiwán virtual), que es una plataforma en línea donde más de 200,000 ciudadanos han participado en un proceso abierto para definir los principales problemas. Para facilitar el éxito proceso, los estudiosos han utilizado varias herramientas, entre ellas Pol.is, un software libre que usa inteligencia artificial para la “extracción de consenso por medio de una multitud”. El proceso inicia con declaraciones de los convocantes sobre el problema a debatir, después pide a los participantes su postura al respecto y el sentido de su voto sobre las mismas, lo que permite al algoritmo de la herramienta encontrar la estructura subyacente de la conversación, utilizando aprendizaje automático no supervisado que permite llegar de manera objetiva a consensos. Otras herramientas recomendadas son: All Our Ideas, Remesh y Your Priorities.
  • Fase 2: Desarrollo de soluciones. El enfoque es el uso de la innovación abierta para obtener las mejores ideas a partir de la inteligencia colectiva. Una de las principales plataformas es la utilizada por el gobierno de Estados Unidos, Challenge.gov, que ha tratado más de 1,000 retos desde su creación en 2010 o la plataforma Bogotá Abierta, que ha tenido más de 1 millón de visitas y ha ayudado a abordar los problemas de la ciudad con base a la colaboración abierta distribuida en distintos grupos ciudadanos y de especialistas. Otras herramientas recomendadas son: Consul, Bright Ideas, Kaggle e Innocentive.
  • Fase 3: Redacción adecuada. Todo un reto aterrizar los proyectos en redacciones que sean aprobadas por los participantes. Viene al caso de la Carta de Derechos de Brasil, donde se lanzó un primer borrador del Marco Civil, un proyecto de legislación sobre la libertad en Internet. Para ello, se utilizaron dos herramientas: WikiLegis, que permite dar comentarios y la edición colectiva de las legislaciones, y la aplicación Mudamos, que usa tecnología blockchain para recopilar firmas electrónicas en proyectos de ley de iniciativa popular. Otras herramientas recomendadas son: Hypothes.is y PubPub.
  • Fase 4: Evaluación de calidad. La evaluación es esencial para conocer el impacto del quehacer público. Por ello son fundamentales las evaluaciones participativas, o también denominadas auditorías sociales o cívicas. El Senado de Chile utiliza un facilitador de tiempo completo para evaluar la legislación que aprueba para: conocer el cumplimiento de las métricas establecidas, las percepciones públicas y la identificación de medidas correctivas. Para ello, el facilitador convoca a los participantes y utiliza su sitio en la web, la telefonía celular y las redes sociales para recibir retroalimentación.
     

Vemos como la tecnología y la innovación pueden aprovechar la participación ciudadana y convertirla en inteligencia colectiva para crear nuevas y más eficaces políticas públicas. Ello crea una esperanza, porque nos urge que mejoren los gobiernos.