En México, tenemos ya cerca de 39 millones de personas que se conectan a Internet y de ellas, 28 millones participan en redes sociales. Cifras impactantes por si mismas y más ante la ausencia de una agenda y políticas nacionales que promuevan el uso de las tecnologías de la información y comunicaciones.

Las tecnologías están transformando todo. También han llegado a la política. El principal antecedente de ello fue la campaña del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Un caso que ha dado pie a la formación de varios mitos.Creo que el poder de las redes radica más en ser un recurso complementario. Actualmente, las redes sociales no son tan importantes por sí mismas, pero sí lo llegan a ser si se integran con los medios tradicionales. Nutren y se nutre del resto de los medios de comunicación política. Ni los sustituyen totalmente, ni mucho menos los anulan.Las redes son instrumentos estratégicos que además de reunir las características de los medios tradicionales -transmisión de datos, imágenes y sonido-, agregan elementos que las hacen superiores: inmediatez, interactividad, segmentación, inteligencia colectiva, apropiamiento.Sería un caso excepcional construir una candidatura o ganar una elección basándose solo en las redes sociales. La razón es muy clara: la mayor parte de los ciudadanos aún no son parte de éstas y quienes lo son, todavía no absorben la cultura relacionada con esta nueva manera de comunicarnos.Antes, los medios tradicionales tenían una influencia total sobre las personas. Ahora, con la entrada de Internet, cada vez más las personas dividen su atención entre los viejos y nuevos medios. También el control de los medios está pasando al lado de las personas comunes, gracias a los medios tecnológicos.También hay que reconocer que las redes sociales reúnen y organizan a los comunes. Todos los seres humanos buscamos a los iguales. Las redes sociales permiten crear organizaciones que se autoconstruyen, donde participan quienes ya prácticamente están convencidos.Está claro que las redes sociales son un instrumento más de comunicación política. Por eso una estrategia eficiente de comunicación política debe de considerar a los ciudadanos que leen periódicos, a los que escuchan radio o ven televisión, a los que tienen teléfono fijo o celular, a los que pueden ser visitados directamente y a quienes usan Internet, dándole a cada segmento su importancia y su peso.Otro mito es pensar que con tener una cuenta de Twitter y Facebook basta. El marketing político en redes sociales implica elaborar toda una estrategia de comunicación, empezando por definir con toda claridad cuál es el objetivo que se busca alcanzar con el uso de estos instrumentos.Dicha estrategia debe considerar las tácticas para atraer seguidores, los mensajes clave, el tipo de información que habrá de publicarse, el equilibrio entre mensajes personales e informativos, las actividades que se sugerirán a los seguidores, los criterios de depuración de la lista de seguidores, los mecanismos para acelerar la autoconstrucción de la red, los términos en los que se habrá de debatir con opositores e indecisos, los temas fundamentales que abordaremos, los mecanismos de movilización real que permitirán que toda esa tarea en red se materialice realmente en muestras tangibles de apoyo en votos.Finalmente, me atrevo a decir que la clave es la interacción. Como en la vida real, lo que les interesa a los seguidores es tener un contacto que sea significativo y que reafirme la afinidad. No es poner cualquier información, es iniciar una conversación que agregue valor a la relación.